miércoles, 24 de febrero de 2010

211 cosas que un chico listo debe saber

Cuando más lee uno más difícil es encontrar un libro original, pero creo que he encontrado dos. Uno de ellos es éste que estos días tengo en mis manos, 211 cosas que un chico listo debe saber, de Tom Cutler, editorial De Bolsillo. Tiene la apariencia, la estructura, el lenguaje y hasta el olor de un antiguo manual de buena conducta para jovencitos como aquel legendario Valentín, el niño bien educado, del que hablaré algún día. Pero esa apariencia es totalmente irónica: el tal Cutler es un cachondo que se ríe de aquellos enciclopedias y ha escrito una obra divertidísima, disparatada y didáctica a la vez. Porque si bien capítulos como cómo arrestar a un ciudadano es poca más que una boutade simpática no me negarán la utilidad de lecciones tales como cómo ordeñar una vaca, cómo recuperarse de una resaca o cómo impresionar a una chica sin arruinarse.

El libro está, pues, compuesto de enseñanzas prácticas para la vida cotidiana, trucos para divertirse y divertir, y saberes teóricamente inútiles, de esos que nos encantan en Puesfijate y que resultan en realidad utilísimos porque convierten la vida en algo mucho más entretenido. El enunciado de los ocho capítulos en los que se divide la obra dice bastante de su delirante contenido: Cómo ser un hombre de verdad (guía para desenvolverse en cualquier situación); Ciencia de feria (ideas increíbles y divertidas basadas en la física); El árbol del conocimiento inútil; Pasión por las actividades al aire libre (Práctica de deportes, juegos y pasatiempos en plena naturaleza); No hay nada en la tele (pasatiempos para un miércoles lluvioso); ¡Te pillé! (bromas, apuestas, timos e inocentadas); El desfile de los exhibicionistas (trucos insólitos para los bromistas más exigentes); y Cocina militante (recetas audaces para tipos con agallas).

Y les decía que he descubierto dos libros originales porque hay un volumen simétrico de éste, 211 cosas que una chica lista debe saber, que regalé a una amiga por su cumpleaños y que por lo que he ojeado, es aún más ingenioso. Además de saberes tan útiles para una mujer como aprender a fabricarse un vestido de noche con una bolsa de basura o a estrangular a un hombre con las piernas incluye un capítulo antológico sobre cómo adelgazar tres kilos en seis horas. Empieza con algunos consejos, más o menos obvios, como pasar por una sauna o tomar diuréticos pero enseguida toma carrerilla y propone medidas más desesperadas: córtate el pelo, dona sangre, depílate las cejas, piensa en algo triste y llora un rato... Para eliminar los últimos gramos las sugerencias son aún más radicales: escupe, vacía los pulmones de aire o límate las asperezas de los pies.

El libro lo ha escrito Bunty Cutler, alterego femenino de Tom Cutler, según leo en Amazon, aunque algún blog sugiere que son hermanos. Ahora que lo pienso, cuánto hubiera disfrutado escribiendo esta bilogía (como trilogía, pero de dos, está en la RAE) con cualquiera de mis hermanas, Dácil y Beatriz -recordwomen de sentido del humor, ambas. A ver si se me ocurre algo parecido y salimos de pobres.

jueves, 18 de febrero de 2010

Sobre el Molownysmo

El pasado viernes murió a los 84 años Luis Molowny Arbelo, el mejor futbolista canario de la historia. Molowny fue jugador del Real Madrid y de la Unión Deportiva Las Palmas, entre otros equipos, y participó en el Mundial de Brasil de 1950 formando parte de una delantera formada además por Basora, Zarra, Panizo y Gaínza. Además de un excelente jugador, Don Luis era una excelenta persona, según la gente que lo conoció, tal y como corroboran algunos de los señores -casi todos ex futbolistas- que salen en el vídeo que he puesto ahí arriba.

No me extenderé sobre los méritos futbolísticos de Molowny ni pretendo hacer un obituario de alguien a quien no conocí ni vi jugar: si quieren más información sobre su trayectoria pueden pinchar aquí. Pero sí me gustaría hablar de su faceta como entrenador: en eso sí lo recuerdo y me dio muchas alegrías. Como técnico de Las Palmas logró un subcampeonato de Liga y con el Real Madrid nada menos que tres Ligas, dos Copas y dos copas de la UEFA. Un palmarés impresionante si se considera que en el equipo blanco al hombre lo ponían en el banquillo de apagafuegos, para cubrir el hueco de algún entrenador destituido.

Pero lo más interesante no es lo que logró como entrenador, sino cómo lo logró. El molownysmo, del que había oído hablar en algunas ocasiones pero del que apenas hay referencias en la web, es un estilo de liderazgo muy simple pero efectivo basado en el sentido común y en dejar libertad a los jugadores. En una entrevista que le hizo Juan Cruz hace unos años para la Televisión Canaria, Molowny lo decía muy claro: el no entendía demasiado de tácticas ni de técnicas. Pero si sabía o intuía, que es casi mejor, como hay que jugar al fútbol.

Es posible que el origen de la expresión esté en un artículo escrito por Alfredo Relaño -actual director de AS- en El Mundo Deportivo en 1994. Al menos es la única referencia concreta que he encontrado en internet. Relaño lo describe así: elegir a los mejores, ponerlos a jugar donde les gusta y darles pocos consejos: luchad, sed buenos chicos y mantened poca distancia entre líneas. El artículo ironizaba sobre Benito Floro, que acababa de ser destituido como entrenador del Real Madrid, y cuyo complejísimo discurso acabó hecho trizas en un partido contra el Lleida. Perdiendo en casa con el colista, el verbiflorido técnico se tragó toda su retórica para lanzar esta consigna (mamá no sigas leyendo): "Nos los follamos con el pito, que somos el Madrid, coño".

Decía entonces Relaño que con Del Bosque, que debutaba como entrenador para sustituir al asturiano, volvería el molownysmo al Madrid. Ambos, el salmantino y el canario tenían un perfil similar: tipos mesurados, sobrios, poco amigos de la palabrería. Y técnicos de éxito indudable. Del Bosque ha ganado desde entonces como entrenador dos Ligas de Campeones, dos Ligas, una Intercontinental y dos Supercopas, una de España y otra de Europa. Ahora dirige a una de las selecciones favoritas para el Mundial. El polo opuesto, Benito Floro, sin duda un buen técnico y una persona honesta, no ha sacado en cambio partido de su exhaustivo ensayo sobre la importancia del saque de banda en el fútbol moderno. En su último equipo -el Barcelona de Guayaquil- fue destituido por la pobreza de los resultados. Quizá debió escuchar más a Molowny. Aunque hablara poco.

viernes, 12 de febrero de 2010

Del rigor periodístico e Internet


Internet ha multiplicado hasta lo inconcebible la información de que disponemos. Cuando yo era no mucho más pequeño, quizá hace 12 años, tenía a mi disposición unos cuantos libros -bastantes para lo que usaba en una casa normal- y una enciclopedia lógicamente desactualizada desde el día en que se publicó. Hoy gracias a mi conexión a la red tengo a mi alcance una base de datos muchísimo mayor que la que ofrecen todos los libros que en el mundo han sido. Los que nos gusta curiosear, picotear, aprender saberes inútiles nos preguntamos cuando encendemos el ordenador ¿Cómo podíamos vivir hasta ahora con semejante pobreza de fuentes de información? Y así a veces pienso que si tuviera que elegir entre mi querida biblioteca y mi conexión a la red me temo que el papel saldría malparado.

La información en internet no es por naturaleza menos fiable que la se extrae de otras fuentes. Pero está claro que igual que la red la difunde a gran velocidad y a mil rincones, los errores también se multiplican. Antes cuando alguien quería contrastar un dato, buscaba una segunda fuente. Pero ahora el problema es que una fuente errónea puede contaminar a otras mil y convertir una mentira en una aparente verdad. El otro día me pasó dos veces. Una, en el ámbito profesional y por ello no la contaré, no voy a sacarme aquí los trapos sucios del trabajo: es inevitable que nos equivoquemos pero la verdad es que cada caso es evitable. La otra fue en el ámbito lúdico, en estos acertijos futbolísticos con los que, según les conté el otro día, nos entretenemos en el Facebook un grupo de amigos.

Les cuento. El otro día les puse a mis cuates el siguiente problema: ¿Qué tres jugadores que han militado en equipos del País Vasco han sido campeones mundiales de fútbol? Yo me sabía dos de memoria: Valdano, campeón con Argentina en el 86 y ex jugador del Alavés; y Lizarazu, que ganó el Mundial del 98 con Francia y jugó en el Athletic de Bilbao. Pero no sé muy bien cómo encontré un tercero: Mazinho, que ganó el Mundial 94 con Brasil y supuestamente había jugado también una temporada con el Alavés. De lo primero no tenía duda, lo recordaba en la final contra Italia en aquel equipo en el que también estaban Zinho, Bebeto, Mauro Siva, Aldair, Marcio Santos... Lo segundo me sorprendía un poco pero varias páginas lo confirmaban, entre ellas las wikipedias en inglés y portugués -no la española, pero la entrada del jugador era demasiado breve- y varios blogs. Y aparentemente habían obtenido el dato por vías distintas.

Planteado el problema mis amigos sacaron pronto los dos primeros futbolistas. Pero Mazinho se les resistía. Ayer por la tarde recibí una llamada de mi amigo Manolo: estaba desesperado. Había repasado a fondo las plantillas del Athletic, la Real, el Alavés e incluso el Sestao y el Eibar y no había encontrado ningún candidato. Se rindió y me pidió la respuesta. Se la di, y aunque se mostró extrañado de no haber encontrado el dato, se fio de mí. Pero el que no me fié de mí fui yo y me puse a investigar. Era extraño. En muchas páginas solventes no se citaba el paso del brasileño por el equipo vasco. Ni había rastro del fichaje, que tenía que haber sido sonado. En cambio, me alertó que en la wikipedia portuguesa dijera que había jugado 15 partidos con el Alavés... y otros 15 con el equipo al que se marchó tras su experiencia española y que se llamaba, sospechosamente, el Vitoria. Y ahí descubrí el engaño: alguien había escrito en algún momento que tras su paso por el Elche se había marchado al Vitoria, y otro había traducido a su manera el nombre de ese equipo por el Alavés (que como todo el mundo sabe, juega en Vitoria). Luego el error se había difundido en diveras versiones e idiomas por toda la red.

¿Que moraleja hay que extraer de esto? Internet es una herramienta descomunal que nos ofrece muchísima información y muy buena. Pero hay que contrastarla exhaustivamente: para poner acertijos a nuestros amigos. O para hacer periodismo. Llevo trabajando 12 años en la red y con la red y he oído sobre ella cientos de pronósticos fallidos, profecías incumplidas y frases altisonantes desmentidas con el tiempo. Pero hace una década oí a un tipo decir en el congreso digital de Huesca una sentencia de sentido común que confirmo más y más cada día que pasa: "Del periodismo tendrá que quedar todo". Ha variado el soporte, pero los elementos esenciales permanecen: el rigor, la humildad o la búsqueda de las fuentes originales. Trabajemos en una web, en un periódico, sobre tablillas de arcilla o con un tam-tam.

lunes, 8 de febrero de 2010

Un cementerio que nos dé vida

El viernes se hizo pública la lista de los ocho pueblos que se postulan para albergar el almacén donde se guarden la basura radioactiva de toda España. Antes, durante semanas, se habían publicado múltiples reportajes sobre la peligrosidad o no de los residuos, sobre la división que las candidaturas ha generado en las propias localidades, dentro de los partidos y entre administraciones públicas o sobre la pertinencia de apostar por esta energía.

Yo he echado en falta -quizá se ha publicado, yo no lo he leído- uno que ponga el foco en una cuestión previa: ¿Cómo estarán nuestros pueblos para que muchos vean en estos cementerios la única perspectiva de futuro posible? Porque los expertos pueden darnos múltiples pruebas de que la gestión de residuos es segura pero como no lo pueden garantizar totalmente sus habitantes vivirán con la duda de si han comprometido su salud por salvar la de su municipio. Además, el estigma está garantizado. Igual que algunos pueblos se apellidaron del caudillo o de Franco durante la dictadura a este le iba a caer la coletilla "el del cementerio nuclear". Y aunque recuperaran la prosperidad se convertirían en los vecinos más incómodos de la comarca. Como me decía el otro día mi buen amigo Seve, alcalde de Busto de Bureba: "El grupo municipal que decida presentarse sabe que en muchos kilómetros a la redonda nadie les va a dirigir la palabra".

No voy a poder hacer el reportaje, aunque el escritor Julio Llamazares, a quien llamé precisamente para proponérselo, me animó a hacerlo. No tengo tiempo material. Pero les voy a contar cuatro datos para que ustedes, que quizá han vivido todo la vida en la ciudad y desconocen el estado de los pueblos del interior de España, se hagan una idea de qué lleva a una localidad de éstas a presentarse candidato a no se sabe muy bien qué. Hablemos de algunos de los pueblos que se postulan y empecemos por Albalá (Cáceres), que en 1960 tenía 3.616 habitantes, según el INE y en 1996 sólo 890. O sea, la cuarta parte. Seguiremos por Villar de Cañas (Cuenca) que en 1900 tenía 1.200 habitantes y ahora 457. Y concluiremos con Torrubia de Soria, cuyos 79 habitantes se reparten a razón de 1,5 por kilómetro cuadrado, más o menos como el Sáhara Occidental o Mongolia. En estas condiciones, como dice Santiago Baeza, alcalde de Santervás de Campos (Valladolid), otra de las candidatas: "No hay mucho más donde elegir. Nuestros pueblos se deshabitan, nuestros pueblos están cayendo en picado, nuestra gente se hace cada vez más mayor y la agricultura y la ganadería no dan más de sí".

Hace poco leí un estupendo reportaje que hizo una revista especializada en furgonetas sobre José María Busto, Motil, propietario de la tienda de Busto de Bureba. Motil, que con más de 70 años sigue al pie del cañón vendiendo en otras localidades y manteniendo abierta una tienda deficitaria que más que un negocio es un servicio público, se quejaba de cómo se morían los pueblos. Hace 20 años había otra tienda que le hacía la competencia, una escuela abierta, dos panaderías, dos carpinterías, varias tabernas.. Hoy apenas quedan negocios en el pueblo y la jubilación de sus propietarios marcará seguramente su cierre. El bar está subvencionado y los dos o tres niños que hay van al colegio a la capital de la comarca.

Siempre me ha sorprendido que cuando el CIS pregunta a los españoles por los problemas del país nadie señale el despoblamiento rural. No es una cuestión romántica. Es un drama humano -por la gente que se ve forzada a abandonar sus tierras-, ecológico -mientas el centro se vacía Madrid y la costa se saturan- y cultural -una cultura centenaria que desaparece ante nuestros ojos. Además es un drama específicamente español, que no pasa en otros países europeos. Y que explica que para sobrevivir algunos elijan convertirse en vertedero de lo que sea y unos parias a cientos de kilómetros a la redonda.

Foto: Svale (Flickr)

lunes, 1 de febrero de 2010

Una fascinante manera de perder el tiempo

Me gusta aprovechar el tiempo. O mejor dicho, me encanta perder el tiempo, de hecho es lo que más me gusta, pero luego me siento culpable. Y en las últimas semanas he encontrado una nueva y fascinante manera de hacerlo.

Les cuento. Tengo un grupo de amigos capitaneados por el inefable Manolo Torres -fuimos juntos a la guardería y luego al mismo instituto- absolutamente demenciados con el fútbol. Nos encanta verlo, a mí al menos me gusta también jugarlo, y sobre todo nos fascina recordarlo. Recordar partidos, jugadores, anecdótas de hace 10, 20 o 30 años. O más porque el otro día haciendo memoria llegué a la terrible conclusión de que tengo recuerdos futbolísticos desde hace 32 años, dos meses y un día. Ése día, el 30 de noviembre de 1977, España se clasificó para el Mundial de Argentina con un gol de Rubén Cano ante Yugoslavia y a Juanito le abrieron la cabeza de un botellazo. Y yo me acuerdo.

A ver si no me disperso. Pues resulta que ese grupo de amiguetes nos hemos organizado en Facebook -otra manera deliciosa de perder el tiempo, aunque más genérica- para plantearnos acertijos relacionados con la historia del fútbol. Uno pone el problema y el resto debe resolverlo, en solitario o apoyándose en los cabos que van atando los demás. Algunas preguntas se han respondido gracias a la prodigiosa memoria deportiva de alguno de mis compañeros de desafío pero para resolver la mayoría hay que recurrir a la gigantesca hemeroteca de internet. Reflexionar, investigar, atar cabos, visitar una página y otra, comprobarlo todo... una labor periodística o incluso detectivesca.

Ejemplo de acertijo: hay un jugador que ha sido internacional con España y que ha jugado en el Tenerife famoso por sus goles decisivos. De hecho ha marcado cuatro goles en cuatro partidos cruciales con cuatro equipos diferentes. ¿Quién es el jugador? ¿Qué goles, qué equipos y qué partidos son esos? Como pueden ustedes comprender es casi imposible que alguien, salvo el propio protagonista del problema, supiera responder a eso de cabeza, así que ahí empieza una labor de investigación que hace años habría sido impensable sin internet. En ocasiones tardamos días en sacar la solución, apoyándonos unos en lo que van averiguando los otros. Pero encontrarla produce la alegría que debe experimentar un egiptólogo al descubrir una momia.

La afición se convirtió en un vicio. Yo llegaba a casa por la noche y en vez de hacerme la cena me ponía a indagar sobre partidos de fútbol de los años 70 en la hemeroteca de ABC. Me sonaba el móvil en el trabajo y Manolo para que contestara si la respuesta que había dado era la correcta: no podía esperar ni unas horas. Así que comenté en nuestro foro que me quería borrar durante un tiempo del juego: me reventaba perder tantas horas con un pasatiempo tan delicioso. Para mi sorpresa, todos aprobaron mi moción y acordamos una tregua. Unos tenían exámenes. Otros, mujer e hijos que atender. Yo un piano que tocar. Y estábamos convirtiendo estos desafíos en una forma de vida alternativa.