martes, 1 de enero de 2013

Una banda sonora para todo el año


(Para la correcta compresión de este post pinche en el vídeo de arriba y escuche la música mientras lo lee)

Se acabó 2012. A mí me trajo muchas cosas buenas y sobre todo, otro mundo. El trabajo fue durísimo y me sentí solo muchas veces, con mis seres más queridos a 10.000 kilómetros pero también tuve la oportunidad de disfrutar de otra vida en el año más apropiado para alejarse de España. Decía Baudelaire que la felicidad puede estar esperándonos en otros países y yo no estoy de acuerdo, porque la felicidad o infelicidad, que no la alegría o la tristeza, más volubles, son un arreglo con uno mismo y te las llevas dentro así marches al otro lado del mundo. Pero nada es tan refrescante como el aire nuevo y lo sentí desde aquella primera tarde, víspera de Reyes, en que fui a pasear por el Zócalo.

En octubre llegó lo peor, un expediente de regulación de empleo en el periódico que puso en la calle a 129 trabajadores. No publico nada aquí desde entonces: no me apetecía hablar del tema, pero sentí, durante meses, que no podría escribir de otra cosa. No diré que el asunto se haya cerrado, por desgracia las heridas seguirán abiertas mucho tiempo. Pero con un recuerdo cariñoso y solidario para mis compañeros despedidos, miro hacia adelante. Tenemos que levantar el periódico, como siempre porque es nuestro deber, y ahora, además, en homenaje a los que se han ido. Y este blog, tocado y maltrecho, sin olvidar lo pasado, se fija, con convencimiento y con esperanza, en el año que empieza.

Comienzo así con mis queridas matemáticas. Pero pocas cosas puedo decir del numerito este, 2013. Que sea el producto de 61 por 11 y por 3 no es gran cosa, lo sé. Más interesante me resulta que sea el primer año con todas sus cifras distintas desde 1987. Y eso me lleva a una reflexión curiosa que como casi todas mis reflexiones no me lleva a ningún sitio más que a divertirme un rato. En 1987 yo tenía 15 años y solo había vivido tres con alguna cifra repetida, 1977, 1979 y 1981. El resto habían tenido todos las cuatro diferentes. Pero luego han tenido que pasar 26 años para que esa circunstancia banal y sin la menor importancia se repitiera. ¿No les parece peculiar? Me imagino que no, pero a mí sí.

Lo de que termina en 13 y empezó en martes inquietará a los supersticiosos generalistas. Pero no a mí que soy un supersticioso personalizado. O sea, creo que hay cosas que traen mala suerte, pero no los gatos negros o derramar la sal, sino que tengo mis propias manías. Y están avaladas por una autoridad, un sabio muy respetado que me leyó el futuro en Benarés (India) hace dos años y que ha acertado muchas cosas. Pues bueno, el hombre me dijo que casi todos los números me traerían buena suerte pero que evitara los que terminan en 2, así que tengo que alegrarme de que haya concluido 2012. Mi DNI por cierto, acaba en 2 aunque el Gobierno tuvo el detalle hace años de añadirle una letra. Y en México vivo en el número 152 departamento 202. Les aseguro que me lo pensé antes de alquilarlo y cuando me decidí opté por tener siempre flores rojas y amarillas en casa porque esos colores, según el sabio, me son propicios (y además son los de mi país, sin complejos).

La mañana del primero de enero es la más triste del año. Porque es la resaca de la noche más alegre, una madrugada de buenos propósitos, esperanza, cariño familiar, mensajes de amigos y bastante alcohol, esa sustancia que nos anima un rato y luego deja deprimido nuestro sistema nervioso. Por eso alguien inventó el concierto de Año Nuevo, alegres polkas y valses para soñar que el simple cambio de fecha puede arramblar con todo lo malo que hay en el mundo. Doce meses son muy largos y en ciertos momentos escucharemos melodías tristes. Pero aunque la vida desafine a ratos, deseo que esa música que esta mañana unió en la felicidad a millones de personas de todo el mundo suene en nuestros espíritus los próximos 365 días y sea la banda sonora de todo este año que hoy empieza.

1 comentario:

Guio dijo...

Por cierto, no sé si sepas que hay un sorteo en la página de la filarmónica de Viena, para poder intentar acceder a entradas para el concierto. El registro acaba el día 23 de enero. Ésta es la liga:
http://www.neujahrskonzert.at/verlosung_en.php
Yo me acabo de registrar porque me encantaría poder cumplirles a mis padres el sueño de ir al concierto algún día, aunque creo que está bastante difícil.
Me encanto tu post, para mí no empieza el año hasta que suena la Marcha Radetzky.
Saludos.