martes, 30 de septiembre de 2008

Días de fútbol

El tono siempre moderado de este blog me impide publicar una lista como que incluye estos días mi amigo Paul con las 20 mujeres que más le ponen (y las 20 que menos) en un post muy recomendable. Pero sí voy a enumerar las tres cosas que más me gustan en esta vida, y que son por este orden las chavalitas, cantar y jugar al fútbol. Así de simple es uno.

Precisamente por el tono moderado del que hablaba antes no voy a hacer ningún comentario sobre las chavalitas. De mi afición por cantar, bien o mal, he hablado ya en algunos posts, incluyendo incluso material audiovisual. De mi pasión por jugar al fútbol saben bien todos los amigos que he tenido en todos los lugares y en todas las épocas.

En el colegio -Hugo puede ratificarlo- no perdía un partido en las interminables horas de patio. Si había balón, se jugaba con un balón, si no, con una lata o una piedra. Y siempre de palomero. En el Instituto llegabamos a desafiar las amenazas de bomba que coincidían con los exámenes de seminario para ocupar el campo que había quedado desierto por el desalojo. En el colegio mayor defendí con acierto -tres campeonatos de futbito- los colores azul y negro del Sexto Central. En Busto se hicieron míticos los encuentros entre los chicos del pueblo y el equipo de La Laguna (mis primos y yo). Y ahora en Madrid son muchos los domingos que me junto, cada vez más para arrastrame, con la alegre muchachada hispano-argentina en los campos de cesped artificial del Barrio del Pilar.

Jugar al fútbol es para mí desde que tengo piernas un motivo de felicidad. Y según está de cara la felicidad en este mundo aprovecho cualquier ocasión para chutar una pelota, incluso cuando voy por la calle y me llega el balón rebotado de unos niños. Pues bien, el domingo tuve ocasión de disfrutar de esta mi pasión con mis compañeros de trabajo en ELPAÍS.com y mis también compañeros, aunque en este caso rivales, de la sección de Nacional del periódico. Distintos amigos, distinto escenario, más achaques pero la misma alegría que cuando bajaba a jugar a la plasita con los del edificio y Berto el del bar -"Onde vas pastel, sajaso"- y volvia a casa con las manos oliendo a asfalto.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Bitter Kaspa

Hoy he ido a jugar un partido de fútbol con unos del trabajo, pero eso lo contaré otro día cuando haya material gráfico. Puesfijate que después del encuentro nos fuimos a tomar las inevitables cervezas -yo Aquarius, porque ando alegre de la tripa- y a alguno le dio por comentar un anuncio de bebidas Kas que protagonizaba la selección española del Mundial 82. Con lo que me gusta a mí presumir de memoria, y más cuando se trata de personajes tan entrañables en circunstancias tan casposas, me extrañó no recordarlo. Así que lo primero que hice al llegar a casa fue buscarlo en Youtube.

El anuncio es impagable. Ver a los ídolos de nuestra infancia -Juanito, Camacho, López Ufarte, Alexanco- intentar echar un poco de gracia al asunto para vender el producto es enternecedor. Afortunadamente todos sabían, más o menos, jugar al fútbol. Porque ni como actores ni como vendedores se hubieran ganado la vida. Bueno, uno sí. Con esa pose chulesca, con ese collar de oro al borde de la piscina, Satrústegui podía haber hecho de proxeneta en un telefilme de esos que echa Antena 3 los domingos. "Yo a lo mío. Bitter Kas, y gol". A mí este tipo sí me convence.

(Una cosa me llama la atención del spot. Después de que hable López Ufarte con marcadísimo acento vasco, se lo pega al simpático presentador, que dice "Gorrrdillo" como si fuera de Ondárroa. ¿Es sólo una impresión mía?)

jueves, 25 de septiembre de 2008

25 años del "me rompió todo"

Supongo que ya lo han leído en algún sitio, últimamente Puesfijate está muy vago y se limita a rebotar lo que encuentra por ahí. Se cumplen hoy (ya ayer) 25 años del partido en el que Goikoetxea (entonces aún Goicoechea) lesionó a Maradona. La entrada, que hoy habría recibido tarjeta roja, pero que con el reglamento de entonces se quedaba en amarilla (hubo quien dijo que no mereció ni eso) le valió a Goiko el calificativo de The Butcher of Bilbao, El carnicero de Bilbao, por la prensa inglesa. Nuestra prensa deportiva tampoco escatimó calificativos: el diario Sport, con una foto de Diego en la camilla tituló al día siguiente: El crimen.

Goikoetxea guarda en una urna en su casa las botas con las que jugó aquel partido. Alega que se convirtieron en fetiche porque calzó las mismas en el encuentro siguiente, de Copa de Europa, disputado en San Mamés ante el Lech Poznan. Aquel día marcó un gol y el encuentro se convirtió en un acto de desagravio hacia él y hacia el fútbol vasco, criminalizado tras el incidente. De hecho en Reino Unido algún medio calificó su juego de "ejemplo de terrorismo vasco". 24 años después, en 2007, el otrora prestigioso The Times le nombró el jugador más violento de la historia.

Todo esto y mucho más puede leerse en la información más entretenida que he encontrado en lo que va de semana en EL PAÍS, y que firma Unai Larrea. Y pese a lo disparato de la entrada -"no venía a cuento", reconoce- me quedo con una frase de Goiko: "Después de aquello [aunque no precisamente por ello, claro], Maradona fue el mejor jugador del mundo". Otros dejaron el deporte por faltas menos recordadas. Y me quedo también con una sensación un poco amarga: ¿han pasado 25 años de un hecho que recordamos tan nítidamente?

lunes, 22 de septiembre de 2008

Filtraciones y exclusivas

La noticia más importante de la pasada semana fue el gigantesco plan de rescate, el más grande desde la Gran Depresión, lanzado por Bush para salvar la economía y a unos mercados que zozobraban. Pero la noticia que más interesó a los lectores, al menos en el medio en el que yo trabajo, fue la difusión de las imágenes del reciente accidente de Barajas. La exclusiva la tenía EL PAÍS, o ELPAIS.com, si prefieren, ya que aún no se ha encontrado la forma de reproducir un vídeo en papel.

Yo no tenía ninguna duda de que, si se conseguía, había que dar ese vídeo. De hecho, hoy lo reproduzco en mi blog. Creo que aporta información, no obstruye ninguna investigación y no es morboso. Las víctimas habrán sentido su difusión, como sentirán cualquier noticia que les haga revivir la tragedia. Pero no porque en él se vean imágenes escabrosas. De hecho el comentario de algunos al ver ese avión lejano que no consigue despegar y acaba estrellándose, en el horizonte, contra el suelo ha sido: "¿Eso es todo? ¿Para eso tanto revuelo?". Me pareció un horror dar el vídeo aquel de la niña que a la que pegaban una paliza (¿qué aportaba?), y se publicó. Pero en este caso no tengo ninguna duda.

Hablando con varios amigos este fin de semana me he dado cuenta de que a alguno de ellos si le había desagradado que se difundiera. O que lo diera EL PAÍS. "No es su estilo", me ha dicho más de uno. No voy a entrar en ese debate porque me interesa mucho más entrar en otro. El de la hipocresía del resto de medios que han criticado la "filtración" a EL PAÍS... y a continuación han dado también las imágenes en sus telediarios o en sus páginas web. Francisco Mercado, el reportero que firma la noticia, hace unas reflexiones muy interesantes y recomendables hoy en el periódico y remata su argumento con una frase genial: El mal perdedor llama exclusiva a lo propio y filtración a lo que publica la competencia.

Pues eso.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Bienvenido al club

Desde hace un par de días se ha unido a la blogosfera mi amigo Paul. Creo que lo conocí con otro nombre allá por los primeros años 90, en el Tocuyo o en la tasca de El Abuelo, cuando éramos profundamente infelices porque esperábamos que la vida fuera como en las películas malas. Luego seguimos viéndonos, siempre a tirones, en mis viajes a Tenerife y alguna vez, en Madrid. Entonces empezábamos a ser más felices, no porque nos fuera mejor ni peor, simplemente porque asumimos que la vida era como en las películas buenas.

Se define así en su bitácora: "Nacido en el 73, con voz ni botox. Guapo, sobre todo calladito. Raro, pero hay que conocerme. Productivo, aunque el mercado sea una mierda. Glamouroso, ergo decadente. Simplemente otro". Es un tipo que, como yo, algún día soñó con trabajar de contador de historias y que le pagaran por ello. Pero me temo que el oficio acabó desengañándonos. Así que nos tomamos la revancha en estos espacios de internet.

A Paul, Bienvenido. Y al resto de lectores, no se lo pierdan. Yo ya lo he puesto entre mis favoritos.

Lo que no está en los escritos

domingo, 14 de septiembre de 2008

Dos godos asquerosos


En Madrid creemos estar bien informados de lo que sucede en la periferia. Se publican en la prensa nacional bastante información de Cataluña y País Vasco, sobre todo cuando los nacionalistas sacan los pies del tiesto. También sabemos a grandes rasgos cómo va la cosa en Andalucía, Valencia o Galicia. Otras regiones están más olvidadas, como las dos Castillas, Extremadura o Aragón, pero su cercanía física a Madrid parece que atenúa esa postergación. Nada grave debe estar pasando en Soria, nos decimos, porque está tan cerca que nos habríamos enterado.

De Canarias, en cambio, apenas nos llegan más que imágenes de pateras y noticias de algún escándalo de corrupción municipal. Y quizá sea eso lo único realmente interesante para el resto de España. Pero en las últimas semanas me están llegando de las islas ecos muy preocupantes. No sé hasta que punto reflejan el sentir de un porcentaje significativo de la ciudadanía. Quizá simplemente responden al desvarío de un puñado de periodistas y no haya que darle mayor importancia. Pero lo cierto es que desde el periódico más importante de una de los dos provincias canarias (El Día de Tenerife) se ha emprendido una campaña soberanista y a la vez secesionista respecto a la isla de enfrente con unos argumentos pueriles, un lenguaje barriobajero y una violencia verbal que pone los pelos de punta. Ríase usted de la radio hutu aquella de Hotel Ruanda.

Resumo la sucesión de locuras con la que se desayunan todos los días los lectores de este diario (insisto, el más leído de la provincia de Santa Cruz de Tenerife y el segundo del archipiélago). Canarias es una colonia esclavizada por la metropoli y hasta que no recupere su la soberanía que perdieron nuestros padres, no podrán entrar en la senda del progreso (véase el editorial de hoy). Estos periodistas, tan descendientes de españoles peninsulares como todos los canarios, ignoran que el archipiélago nunca fue una unidad política antes de la llegada de los conquistadores. Para empezar, porque sus habitantes no sabían navegar y no conocían a los de otras islas. Y para seguir porque incluso lugares tan diminutos como La Gomera estaban divididas en cuatro reinos. Los guanches en su mayoría se murieron de las enfermedades que trajeron nuestros antepasados españoles, otros fueron masacrados por nuestros antepasados españoles y los menos se mezclaron con ¡sorpresa!, nuestros antepasados españoles. Yo pensaba que nunca tendríamos que volver a reírnos de estas majaderías, superadas hace décadas cuando Cubillo se presentó a las elecciones y sacó 7.000 votos. Pero no. Cada 20 años desempolvan este cuento seudohistórico y vuelven a darnos la murga.

Ese es el primer cáncer que supuestamente padecemos. El segundo está en la isla de enfrente (Gran Canaria), a la que pretenden amputar la partícula "gran" porque tanto Tenerife como Fuerteventura tienen más extensión. De hecho quieren que se modifique el Estatuto para cambiar su denominación por "Canaria" y para establecer la capitalidad, ahora compartida, en Tenerife. A esa isla de enfrente atribuyen además toda suerte de perversidades, de maquinaciones, de insidias. Así que quieren ser independientes pero sin ellos. ¿La fórmula? Proponen el modelo de las islas Comores (en el Índico, nido por cierto de piratas y una de las regiones más inestables de África). Tres de las cuatro islas que la forman son independientes y la cuarta sigue siendo una colonia francesa. No es una inocentada. Esto lo escriben igual el 28 de diciembre que el 1 de febrero.

A lo disparatado de sus argumentos se añade lo zafio de sus formas. Su editorial del 13 de septiembre tenía un título tan fino como tranquilizador: Un odioso estatuto y dos godos asquerosos. El odioso estatuto, por supuesto, es el que ha llevado a Canarias a las cotas de progreso más elevadas de su historia. Muy por encima de sus vecinos del Magreb, cuya libertad envidia Cubillo y al parecer también estos periodistas. Y por supuesto, muy por encima del de las Comores (1.700$ per capita, quince veces menos que Canarias). Los dos godos -palabra despectiva para referirse a los españoles nacidos en la Península Ibérica- asquerosos son dos ex compañeros de periódico a los que les ha entrado un mínimo de sensatez y se han pasado al enemigo. A uno incluso le afean su desaseo personal. Una perla escrita con bilis y ponzoña que debería estudiarse en todas las facultades de periodismo. Sobre cómo no se hace un editorial, naturalmente.

Y ahora pregunto yo a mis lectores canarios, que son al menos tres. ¿Estos delirios son compartidos por mucha gente? ¿Es cómo para preocuparse o es el desvarío de cuatro chalados que van a llevar a la quiebra al periódico más vendido de la provincia? ¿Tiene algún futuro el recién creado y parafascista Movimiento Patriótico Canario? ¿Le digo a mis viejitos que vendan todas sus posesiones en el archipiélago y me los traigo para Madrid? Jebi, Manolo, espero sus respuestas.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Kukín (1994-2008). In memoriam

En la noche del 10 al 11 de septiembre murió atropellado en Busto de Bureba, donde había vivido toda su vida, nuestro perro Kukín. Tenía 14 años muy aprovechados y conservaba una buena salud para su edad aunque en los últimos tiempos flojeaba un poco de las patas traseras y estaba prácticamente sordo.

Éste último defecto nos alarmaba especialmente. Estaba acostumbrado a cruzar las carreteras que separaban su casa de Busto de su residencia de verano en La Laguna. Primero miraba a la izquierda y cruzaba hasta la mitad. Luego a la derecha y cruzaba la otra mitad. Pero ahora temíamos que no oyera el ruido de los motores y un coche se lo llevara por delante. Pensamos incluso en atarlo con una cadena. Pero ni siquiera hoy, que sabemos que quizá esa precaución le hubiera salvado la vida, nos arrepentimos de haberle dejado suelto. Libre vivió toda su vida y libre tenía que morir.

Los llamamos Kukín pero quizá hubiera sido más adecuado llamarlo Moisés, salvado de las aguas. Lo rescató mi prima Marta de morir ahogado cuando el dueño de su madre (la mítica Kuka, que creo sigue viva con 16 años) había decidido deshacerse de él y de todos sus hermanos de camada con un método expeditivo, muy de pueblo, que consiste en meter los cachorros en un saco y sumergirlos en el río. Pero Marta pidió clemencia al menos para una de las crías y así nos hicimos con el perrito. Parecía un tipo simpático pero aquel 12 de agosto de 1994 no podíamos aún imaginar que acabaría por convertirse en un personaje tan entrañable.

La vida de Kukín, digámoslo de antemano, fue envidiable. Hizo siempre lo que le dio la santa gana, animado por un sector de la familia, partidario de concederle todos los caprichos. Si quería subirse al sofá nadie podía disputarle su plaza. Por su cumpleaños recibía un hermoso chuletón que se le servía debidamente asado y condimentado. En las horas de la comida se situaba debajo de la mesa, donde sus partidarios le suministraban trozos de carne o untadillas, pedazos de pan mojados en la yema del huevo frito. Si quería entrar en casa, entraba, si quería salir salía y quería pasar la noche fuera golfeando se escapaba y volvía al día siguiente. O al cabo de un par de días, en cuyo caso recibía una reprimenda siempre cariñosa de mi tío Goyo, que le trataba como al hijo malcriado al que se permite todo.

El Kuko -también le llamábamos así- no tenía enemigos en la familia. Pero es cierto que había un sector crítico, partidario de limitar sus privilegios. De prohibirle el acceso al sofá, por ejemplo. O de impedir su acceso a la mesa a la hora de la comida. El abuelo formaba parte de ese grupo. Por sus profundas convicciones católicas le escandalizaba que se tratara a un chucho como a una persona. Pero Kukín tenía suerte: la abuela estaba de su parte. Y en casa, con mucho, Doña Esperanza mandaba sobre Don Bernardo. Su eslogan "haceros a la idea de que Kukín es uno de vosotros" se convirtió de hecho en argumento de peso esgrimido por los seguidores del perro para perpetuar los mimos.

Algunos cuestionaban que se le dieran todos los caprichos, sí. Pero él no era rencoroso. Lo demostró rescatando al abuelo que con 90 años se había caído al fondo del arroyo al intentar coger una pera del árbol. Con sus ladridos, Kukín alertó a Goyo, que se encontraba en la huerta y que le siguió extrañado por la extraordinaria excitación del perro. Don Bernardo fue rescatado, Doña Esperanza le echó la correspondiente bronca, y desde ese día el perro adquirió para algunos de nosotros la categoría de héroe.



Kukín era muy cariñoso, nos saludaba siempre cuando llegábamos a casa. Incluso cuando volvíamos de verbena a las cinco de la mañana y le despertábamos al encender la luz del salón. Entonces íbamos a la nevera y le cortábamos un pedazo de chorizo que degustaba con placer antes de volver a dormir. Cuando íbamos de paseo se acoplaba a la expedición, e incluso en sus últimos días tomaba la delantera del grupo camino de Soto o de Cascajares. Si alguien llevaba bocadillo, reclamaba con razón su parte del avituallamiento. Y no era tonto. Si le dabas un trozo separaba ceremoniosamente el pan y engullía sólo el salchichón.

Capítulo aparte merece su gusto por viajar en coche. Adquirió el vicio en el Renault 11 de Goyo, un vehículo que parecía diseñado para él. Ponía las patas en los asientos delanteros y cómodamente se dedicaba a mirar el paisaje. Siempre con la lengua fuera. Si durante el trayecto veía a otro perro -Tom el de Mótil, Mastica el de Tomás, Obélix el de Fidel- se arrimaba a la ventana y comenzaba a ladrar como un poseso. Porque el coche era su territorio. Los críticos dirían que montaba un cirio impresentable pero a mí me parecía un espectáculo divertidísimo. Y ahora desgraciadamente irrepetible.

Jubilado el R-11 pasó a disponer de un Audi 4, un vehículo que no se retiró nunca en parte por él. Porque mi tío se compró luego un BMW pero prefirió conservar el viejo coche en parte para seguir montando al perro. El Audi, medio destrozado por dentro por las garras de Kuko y siempre lleno de pelos, estaba en La Laguna para quien quisiera cogerlo. Pero con la condición de que si el perro quería montar en él, tenía derecho a su asiento. Y la verdad es que casi siempre quería.

Así que Kuko tenía dos casas, la de La Laguna y la de Urbano, su dueño durante el invierno, en Busto. O cuatro si contamos la de Mili y la de Aurelio, donde también le daban de comer. También tenía, como se ha dicho, coche. Y durante un tiempo fue el único perro de Busto al que dejaban entrar en el bar. No era un privilegio: también era el único animal que consumía. Pedíamos para nosotros un vino o un corto de cerveza y para él una tapa de aceitunas, que engullía parsimonioso a nuestros pies.

Si hablamos de sus golferías tendremos que especular un poco pues Kuko era discreto y nunca presumió de sus conquistas. Suponemos, pues, que su leyenda de Don Juan está basada en parte en hechos reales y aderezada también con episodios legendarios. Sí sabemos que, pese a su físico discreto de ratonero, Kukín nunca se amilanó a la hora de cortejar hembras. Cuando desaparecía de casa más tiempo de lo normal era señal de que había una perrilla en celo en algún pueblo próximo. Unas veces volvió con señales de mordeduras por todo el cuerpo, cicatrices de sus enfrentamientos con rivales sin duda mucho más grandes. Y otras triunfó en toda regla, como demuestran los muchos perrillos físicamente parecidos a su padre que pueblan la comarca.

El Kuko nos ha abandonado a los 14 años y un mes. Deja muchos amigos, entre los perros con los que rivalizaba por las calles de Busto. Y también entre los seres humanos, muchos de los cuales apreciábamos su lealtad y su inteligencia. Deja también una única hija legítima, que se llama Kuka, como su abuela, y que fue elegida por su amo, Aurelio Escudero, precisamente porque admiraba en Kukín determinadas cualidades que también quería para su mascota. Hasta siempre, compañero, fue un placer. Si Fellini te hubiera conocido habría construido con tu personaje una película estupenda. Nos acordaremos mucho de ti: cuando reclutemos voluntarios para un paseo, al poner en marcha el Audi para bajar al vermut, cuando lleguemos de fiesta por la noche y nadie salga a saludarnos...

Y aunque la despedida quede un poco pedante te decimos adiós con estos versos de la Elegía a la muerte de un perro de Unamuno, donde se dice lo que yo te he querido decir pero mucho mejor expresado:

"Sus ojos mansos
no clavará en los míos
con la tristeza de faltarle el habla;
no lamerá mi mano
ni en mi regazo su cabeza fina
reposará.
Y ahora, ¿en qué sueñas?
¿dónde se fue tu espíritu sumiso?
¿no hay otro mundo
en que revivas tú, mi pobre bestia,
y encima de los cielos
te pasees brincando al lado mío?"

martes, 9 de septiembre de 2008

Para ir calentando motores...

Sigo fuera de casa y con poco tiempo para dedicarle al blog (tampoco le dediqué nunca mucho, para que nos vamos a engañar). Pero como veo que han vuelto algunos de los habituales (en concreto los tres habituales, mi hermana, Manolo y el Jebi) les dedico este vídeo, que es más viejo que la tana, pero que tiene gracia. Para ir abriendo boca hasta que se nos ocurran cosas mejores. Yo también crecí en los 80. Y sí, Manolo, a también me gusta -físicamente- Sarah Palin.

sábado, 6 de septiembre de 2008

La convención republicana, como nunca la has visto

Decimos que son lentos, que actualizan poco...Puede ser. Pero los medios digitales estadounidenses siguen dándonos sopa con ondas en muchas cosas. Como ejemplo, esta imagen panorámica de la convención republicana. Pinche aquí (o en la cabecera del NYT arriba) y paséese un rato por el Xcel Energy Center de Saint Paul (Minesota). La verdad es que había visto muchas veces fotos de este tipo, panorámicas de 360º. Pero nunca en una web informativa y usada de forma tan pertinente.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Gracias por la noticia

He vuelto de vacaciones. En realidad sólo me he ido una semana pero he aprovechado para escaquearme un poco del blog. Nueve días (dos fines de semana, y los días de enmedio) dan para mucho: me hecho dos etapas del camino de Santiago, he jugado múltiples partidas de cartas y de rana, me dado algunos baños en la piscina, he estado en al menos cuatro verbenas de pueblo, me he subido cinco días de paseo al monte, he dormido muchas siestas y me he leído la segunda parte de El Quijote y un librito titulado Una lectora nada común, de Alan Bennett, que recomiendo. Unas vacaciones sanas y baratas en el pueblo que tienen truco: si está mamá cerca y además hace mucho que no te ve no dejará ni que te hagas la cama. No tengo el menor cargo de conciencia por ello.

De vuelta del Paraíso -prometo escribir pronto del camino de Santiago- me he topado con una de esas noticias en realidad intrascendentes pero que se convierten en unos minutos en la más leídas en los medios digitales. El ex presidente del Gobierno español, José María Aznar, ha desmentido ser el padre de la criatura que espera la bella ministra de Justicia francesa, Rachida Dati, tal y como afirma una web marroquí y rebotaban algunos medios de dudosa credibilidad.

Un medio serio no debería dar una información que provenga de semejantes fuentes. Así que durante horas en las redacciones de los periódicos, radios y digitales sólo se hablaba de una historia que no podíamos dar a nuestros lectores. Pero hete aquí que el propio Aznar vino a darnos la excusa perfecta para poder contar la noticia: sacó un comunicado desmintiendo lo que sólo un puñado de medios muy minoritarios decían. Y entonces el rumor -la supuesta paternidad- se convirtió en elemento imprescindible para comprender la noticia -el desmentido.

No es la primera vez que con un comunicado Aznar consigue que lo medios aireen un rumor sobre su persona que hasta entonces sólo se conocía en determinados círculos. También salió al paso, hace unos meses, de comentarios sobre su supuesta separación de Ana Botella. No parece que sea el mejor medio para acallar un bulo. Pero los periodistas, que necesitamos público, agradecemos el gesto.