miércoles, 31 de diciembre de 2008

¿Somos dictadores los jefes?

El otro día se preguntaba un amigo cómo sería eso de vivir en una dictadura. No le supe contestar. Viví tres años con Franco y otros tres hasta que se aprobó la Constitución pero apenas me acuerdo de nada. Sin embargo, quizá sabemos más de ese tipo de régimenes de lo que pensamos. Un libro serio y bien argumentado que he leído recientemente sugiere que todos vivimos parte de nuestra vida, una parte muy importante en realidad, bajo una tiranía. En concreto, las ocho horas que pasamos en nuestros puestos de trabajo.

Vaya por delante que no me estoy quejando de mis jefes. Creo que en ese sentido he tenido bastante suerte en mi carrera laboral. Supongo que influye el hecho de que he sido siempre un buen súbdito. No, lo que afirma el libro -¿Por qué los jefes son dictadores?, de Chetan Dhrube, editorial Empresa Activa- con argumentos razonables es que todos los responsables de las empresas, todos sin excepción, y me incluyo en mi cuota de poder, son dictadores. No todos por igual, naturalmente. Unos se parecerán a los reyes bondadosos con tres hijas de los cuentos de nuestra infancia y otros serán tiranos sin escrúpulos tipo Stalin. Pero ninguno será un verdadero líder, en el sentido de persona a los que otros siguen por convicción, porque no han sido elegidos democráticamente. Y porque tienen en su mano las más duras sanciones: no pueden mandarte a Siberia, pero sí despedirte, que hoy día es casi lo mismo.

¿Elegir a los jefes en unas elecciones? Suena a marcianada demagógica. Igual que sonaban hace cien años las voces de quienes pedían el voto para las mujeres o para los negros. La tesis de Dhrube, sin embargo, es que las empresas, igual que los países, funcionarían mucho mejor si así se hiciera. Y puede que sea cierto. Un jefe electo tendría que mantener un buen clima laboral y estaría obligado a escuchar a sus subordinados y potenciales votantes. Éstos podrían a su vez expresar más libremente sus opiniones, lo que redundaría en un clima laboral más sano. No nos engañemos, nadie le dice toda la verdad a su jefe como se la diría a un político. Incluso el jefe más abierto es adulado y escucha lo que quiere oír, como pasaba con los monarcas del despotismo ilustrado. ¿Elegirían los trabajadores a un tipo popular aunque fuera vago y arbitrario? Dhrube no lo cree y yo tampoco. Hay demasiado en juego, el pan nuestro de cada día, como para dejarlo en manos irresponsables.

Seamos sinceros. Si yo tuviera una empresa intentaría que hubiera el mejor clima laboral posible pero no me atrevería a implementar este modelo. Eso sí, me encantaría que otros lo hicieran para comprobar los resultados. Quién sabe, quizá dentro de unos años nuestros hijos le preguntarán a nuestros padres "¿cómo se vivía con Franco, abuelo?" y a nosotros "¿y cómo se vivía cuando te imponían a los jefes?".

domingo, 28 de diciembre de 2008

Feliz Navidad y próspero 2009

Perdonen la imagen pelín exhibicionista pero como ya es tradicional me gusta felicitarles las Navidades y el Año Nuevo desde la playa. En 2007, desde la playa de la Cueva, en San Sebastián de la Gomera, este año desde Las Teresitas, en Santa Cruz de Tenerife.

Desde que vivo en la Península, hace 18 años, y cuando vuelvo a Canarias en estas fechas intento siempre darme un baño en el mar, sobre todo para ir presumiendo luego de lo maravilloso que es el clima de esta tierra. Algún año me ha costado un poco esta heroicidad de meterme en el Atlántico a finales de diciembre pero esta vez no ha sido ningún sacrificio. Cuatro días, cuatro hermosas jornadas de playa. Un saludo para todos, incluido el Gobierno de Canarias. Con posts como éste ya podrían subvencionarme el blog...

martes, 23 de diciembre de 2008

Diez motivos para amar el 22 de diciembre

Mi día favorita del año es el 22 de diciembre, que ahora concluye. Les cuento algunas razones para amarlo, a ver si les convenzo para que se unan a mi causa:

1) El 22 de diciembre de 1849 Dostoievsky es indultado ante el pelotón de fusilamiento. Gracias a ello pudo dejarnos Crimen y castigo, Los hermanos Karamazov o El idiota.

2) El 22 de diciembre de 1858 nació Giacomo Puccini (ahora se cumplen 150 años). Le debemos, entre otras obras, las óperas Tosca, Madame Butterfly, La Boheme o Turandot.

3) El 22 de diciembre de 1972 fueron rescatados en los Andes los 16 supervivientes del vuelo 571, recordados luego en el best seller ¡Viven!

4) La madrugada del 22 de diciembre de 1983 algunos no pudimos dormir de emoción después de ver a España meterle 12 goles a Malta.

5) El 22 de diciembre de 1989 se abrió la puerta de Bradenburgo, acabando con 30 años de división de las dos Alemanias.

6) Ese mismo 22 de diciembre cayó en Rumanía la dictadura de Ceaucescu.

7) El 22 de diciembre los telediarios empiezan con imágenes de gente feliz. La que ha ganado algún premio en la lotería.

8) El 22 de diciembre con un poco de suerte incluso usted puede estar entre esa gente feliz.

9) El 22 de diciembre, con el sorteo, empiezan oficiosamente las Navidades (entiendo que para muchos será una razón para odiarlo).

10) Y mi motivo favorito: el 22 de diciembre se celebra el solsticio de invierno. Es decir, después de seis meses en que la oscuridad va ganando terreno a la claridad empiezan a crecer los días. Poco a poco, dos minutos cada jornada, al amanecer y al atardecer. Pero cada tarde es más larga que la anterior. Y eso sí es un motivo para estar alegre.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Tan relevante que nos acordamos todos

Sé lo que estaba haciendo hace exactamente 25 años y muchos de ustedes, los que para entonces tenían ya uso de razón, también. Estábamos viendo el partido más delirante de nuestra vida. España tenía que ganar por 11 goles de diferencia a Malta para clasificarse para la Eurocopa de Francia y ganó 12-1. Yo lo recuerdo perfectamente: los tres goles de Santillana en la primera parte, y también el de De Giorgio para Malta, que pareció acabar con todas nuestras ilusiones; la llamada que hice en el descanso a mi compañero Miguelito, para intercambiar impresiones; el goteo de goles en la segunda parte con el gallo final de José Ángel de la Casa; el anulado a Gordillo y la invasión final del campo que nos hizo temer que invalidaran el partido.

El acontecimiento generacional para los de mi edad no fue la transición, ni el golpe de Estado. De eso ni nos enteramos. Fue el Mundial 82. Un evento traumático por desastroso, equivalente a la pérdida de las colonias para la generación del 98. Pero lo que nos redimió de acabar amargados, con todos mis respetos, como Unamuno y compañía fue, precisamente, el España-Malta. Una noche en la que aprendimos que no hay que perder la fe por muy oscura que se ponga la cosa.

Esto que acabo de escribir es una bobada pero no me ha quedado mal del todo. Pero una bobada más grande todavía me parece la iniciativa que se debatió hace unos meses en la wikipedia -ya saben, la enciclopedia en internet construida con la aportación de todo el que quiera- sobre si borrar o no de la misma la entrada del partido España-Malta. Resulta que algunos insensibles, culturetas, desmemoriados o pedantes -o las cuatro cosas- opinaban que el evento no tenía suficiente relevancia para ocupar un espacio por sí mismo y querían eliminarlo.

El sentido común ha imperado y la entrada se conserva. 40 usuarios votaron a favor de mantenerla y diez bobos -perdón, se me acaba la sutileza y tengo que recurrir al insulto fácil- en contra. Los argumentos de estos últimos son de echarse las manos a la cabeza: que sólo fue importante para España, que entonces hay que hacer entradas de todos los partidos de fútbol (¡genial!), que Malta era un rival menor. Pero señores ¿Cómo no va a ser relevante un evento, el que fuere, que recordamos tan bien, 25 años después, todos cuantos lo vivimos?

miércoles, 17 de diciembre de 2008

...Y a mis amigos del Real Madrid

A mi padre, renegado del Athletic de Bilbao y a mi madre, aunque sea gafe; a mi tía Pilar, que disimula por el pedazo culé que tienen en casa; a la familia Rodrigo y a mi primo Dani; a los Durbanes en peso; a (Don) Manuel Morales, a su hermano Rafa -que me invitan al Bernabéu, la fábrica como decía Di Stefano- y a María, la madre que los parió, que me invita a comer a casa; a Manolo Torres y a David El Jebi, que me leen; a Patricia Fernández de Lis, que me llevó a la Ciudad Deportiva cuando todavía existía y a Egipto, que sigue existiendo; a mi profe Óscar, que también es de River Plate; a Seve, el único político del que me fío, a Chechu y a Ricardo Val; a Mariano Rubio, que ahora tiene que aguantar a su cuñado y a su sobrino; a Álvaro Pérez, Iván de Moneo, Oscarsito y Papeter; a José Antonio y su hijo, los vecinos, que sufren con mi padre; y a María, madridista en Igualada. Y no sé si a Porras, que como cada vez que lo veo ha cambiado de equipo...

Dicen que es muy fácil ser de mi equipo porque gana casi siempre pero yo me afilié en un momento nefasto, que tiene fecha exacta. El 26 de abril de 1981 ganamos en Valladolid 2-3 con dos goles de Santillana y uno de Stilike. Cuando el árbitro pitó el final la derrota -hasta ese instante- de la Real Sociedad frente al Sporting le daba el título a los blancos. Juanito había empezado a cumplir la promesa que había hecho antes del encuentro -recorrer el campo de rodillas- cuando llegó en el descuento el gol de Zamora en Atocha que daba el título a los donostiarras. Y me dio tanta pena que me hice del Real Madrid, un equipo entonces perdedor que estuvo cuatro años más sin ganar la Liga.

No pierdan la fe. Y si la pierden momentáneamente vean el vídeo este que he puesto para recordar lo que fuimos y lo que volveremos a ser.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Dedicado a mis amigos del Barça

A Juan Cruz, Carlos Cruz, José Carlos Guerra, Álvaro Garrido (si no lo enderezamos) y Toñín (y no sé si a sus hijos); a Julito vestido de Messi y Julio Llamazares (aunque lo niegue); a Joan Boltá, Javier Padilla, los Hermanos Infierno y ondevaspastelsajaso; a María José Ferrero (Torbe), Olegario Ferrero (Gari) y Sergio, padre de las criaturas; a Vanessa Jiménez, Santi Castañeda, Bruno y Abel Grau (¡maldito comunista!); a la enorme peña culé de Busto de Bureba; a Ana Pérez (máxima traidora al barrio de Chamartín) y Vinyet (aunque no la conozca); a Pere Rusiñol; a Patricia García y Daniel Bartolomé Bustos Sansó. Y a Porras, supongo, porque cada vez que lo veo ha cambiado de equipo. Y si alguien se ha echado de menos en la lista, que se incluya en los comentarios.

Ya ven que los del Real Madrid podemos ser unos perdedores (sólo a veces, tened fe que no está todo perdido). Pero no somos reconcorosos y tenemos sentido del humor (y gracias Bea por la pista).

viernes, 12 de diciembre de 2008

Minutos musicales: Yo tenía una granja en África

Hoy no tenía gran cosa que contarles. Bueno sí, que llevo cinco días escuchando mi único vinilo presentable, o sea la banda sonora de Memorias de África. Y como esto del blog a fin de cuentas es compartir, quiero compartir con ustedes la que se ha convertido en banda sonora de mi casa durante la última semana. La música es tan maravillosa que el adagio del concierto para clarinete y orquesta de Mozart -la melodía que sonaba en el gramófono de Robert Redford- queda perfectamente integrada en el resto de los temas. Como si el genio de John Barry y el del compositor austriaco fueran por un momento intercambiables.

Cada vez que veo esta película Karen (Meryl Streep) me parece más cursi. Y pienso que un tipo como Robert Redford, con su avioneta y su tocadiscos, debía tener mejores opciones, siempre que no se encaprichara en estar con una blanca. Pero disfruto sobre todo por tres cosas. Por la música, por los paisajes y porque aviva mis propias memorias de África, aunque fueran unas memorias soñadas. Mi abuelo nos prometió a mi primo Pablo y a mí que cuando cumpliéramos 14 años nos llevaría a conocer los leones de melena negra al Ngnorongoro. Y ahí están en la pantalla la sabana, las fieras y el Kilimanjaro. Perdonen el detalle egocéntrico.

martes, 9 de diciembre de 2008

Vuelve el vinilo

Ya sé que para los culturetas el vinilo volvió hace años. Pero a mi vida ha regresado estos días. Les cuento: mis tíos y mi prima Eva me han comprado por mi cumpleaños un equipo de música con todos los avances de la tecnología: cd (del siglo pasado), salida usb (de hace unos años) y una cosa que aún no sé que es, así que debe ser de ahora mismo, para enganchar el iPod, supongo o el teléfono móvil, vete a saber. Un cacharro precioso con pinta de gramola antigua, que además de todas esas moderneces incluye un plato de tocadiscos. Como los de nuestra infancia.

Lleva cuatro días en casa y todavía no sé por donde conectar el iPod. Ni me interesa. Sólo tengo ojos para el tocadiscos. No me voy a poner en plan exquisito: no suena mejor el vinilo que el cd, o al menos yo no tengo oído para distinguirlo. Pero sí suena más entrañable. Y el rito de sacar el disco de su ENORME funda con una preciosa ilustración, subir y bajar la aguja con la mano y ver girar el plato son placeres que habíamos perdido con la "sencillez" y "comodidad" de darle a un botoncito del mp3. El único problema es que aún tengo una discoteca corta compuesta solamente por tres volúmenes: dos de canciones napolitanas bastante más flojos de lo que pintaban, y la banda sonora de Memorias de África. Maravillosa película en la que por cierto un fonográfo tiene un papel destacado.

La revolución digital abolió el espacio y nos proporcionó toda la información que necesitábamos aquí y ahora. Nos trajo el periódico a casa sin bajar a comprarlo, más completo, actualizado y con la posbilidad de opinar sobre las noticias y compartirlas con otros lectores. Metió toda las canciones y el cine de nuestra vida en una cajita como un paquete de cigarrillos. Y pronto hará lo mismo con toda nuestra biblioteca. Pero al tiempo nos hizo olvidar el placer que proporcionaban esos objetos que despreciamos luego como simples transmisores de datos. El placer de manosear el periódico, de oler el libro, de acariciar una carátula.

Ya podemos tener toda la literatura y la música de la historia en una memoria electrónica relativamente pequeña. Pero estoy seguro de que no desaparecerán los vinilos ni los libros ni los periódicos si consiguen perpetuarse como objetos valiosos. El disco duro puede derrotar con facilidad al libro de encuadernación rústica o a la pobre cinta de cassette. Pero el disco reluciente, con carátula más bonita; el libro de hermosas tapas, bellamente ilustrado y olor sugerente; y la publicación de diseño exquisito y hecho con el mejor papel sobrevivirán de alguna forma. Y no serán sólo bellas cáscaras vacías: será un placer añadido consumir esa información que ofrecen en formatos tan atractivos.

jueves, 4 de diciembre de 2008

36

Foto: Bar los 36 Billares (Buenos Aires)- Sebastián Darío

Hoy cumplo 36 años. Con mucho optimismo, no me pesan las tres docenas. Prefiero los impares a los pares, pero este número me encanta. Y voy a echarle algunos piropos, apelando a las matemáticas, que tanto me gustan. Porque el 36 es una cifra muy, muy bonita. Una cifra maciza, vamos. De esas a las que Alfredo y yo les gritaríamos por la ventanilla del coche aquello de "¡chavalitaaaaa!".

El 36 es cuadrado (6x6). También es el producto de dos cuadrados, 2 al cuadrado (4) por 3 al cuadrado (9), o si queremos el producto de los cuadrados de los tres primeros números naturales, si lo multiplicamos por 1 al cuadrado (1). Pero lo que más me gusta de él es que es un número triangular: equivale a la suma de varios números naturales correlativos empezando desde el 1, en su caso 1+2+3+4+5+6+7+8. Y, ojo, es el único número triangular cuya raíz cuadrada (6) es a su vez triangular: 1+2+3. Además es igual a la suma de dos números primos gemelos (19+17), es decir dos números primos separados por sólo dos unidades. Y para rematar es el primer número de la serie de los naturales que tiene nueve divisores (1,2,3,4,6,9,12,18,36).

Recupero el aliento y cambio de tercio. ¿Qué puede esperar uno de los 36 años? Todo o nada, como de los 25 o de los 73. Cumplir años agobia a muchos porque nos da la impresión de que el tiempo pasa y no hemos hecho todo lo que deberíamos en la vida. Craso error. Muchos personajes históricos alcanzaron fama y gloria -si es que éstas son envidiables- mucho más jóvenes. Otros no habían hecho nada reseñable con esos años. Y otros alcanzaron la cima de su genio justo a esa edad. Hagamos un repaso.

Los precoces
Algunos personajes llevaron a cabo su obra antes de los 36 porque no les quedó otro remedio: son los que no llegaron a cumplirlos. Como Jesucristo (muerto con 33) o Mozart (fallecido con 35). Otros nos dejaron justamente a esa edad, Marilyn Monroe o Bob Marley, por ejemplo. Algunos vivieron más pero con esos años ya habían llegado bien lejos, como Napoleón, que a los 35 era emperador. A otros, en fin, la fama les que quedaba a esa edad muy lejos, como tantos niños prodigios de quienes no se ha vuelto a saber. O si se ha sabido, en general, ha sido para mal. Nuestra infancia está llena de referencias así de efímeras, como alguno de los niños de Verano Azul o los componentes de Parchís.

Los remolones
Alcanzaron la fama después de los 36. Como Cervantes, que hasta los 38 años, cuando publicó La Galatea, era sólo un respetable mutilado de Lepanto. Más tardío aún fue José Saramago, que empezó a escribir con 47. O Mahoma, que no empezó a predicar hasta los 40 años, cuando tuvo una revelación rezando en una cueva. Y también Darwin, que hasta los 50 años no se atrevió a publicar El origen de las especies, aunque el hombre lo llevaba rumiando desde los 27, cuando hizo el viaje con el Beagle.

Los que triunfaron a los 36
Con 36 años Adolf Hitler, un perdedor de manual, pintor sin fortuna, militar con antecedentes psiquiátricos, publicó al salir de la cárcel Mein Kampf y empezó a venderlo como rosquillas. El resto es historia. Más agradables para la humanidad fueron los 36 años de Marie Curie. A esa edad recibió el Nobel de Física por sus trabajos sobre la radiación. Y a los 36 años escribió Gilbert Keith Chesterton mi libro favorito, y el de mi hermana Bea, El candor del Padre Brown, que ahora edita, junto a todos los cuentos del cura detective, El Acantilado. Si les gustan los cuentos, si le gustan las historias policiales o si les gusta la literatura, léanlo.

Esto es todo. Ya hablaremos de cómo ha ido el año cuando cumpla 37.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Los peores hinchas de la historia

El pasado viernes la noticia más leída en la edición digital de The Times era una relación de los peores aficionados al fútbol de la historia, aquellos que uno no querría que animaran a su equipo. No entendí muy bien la relación de personajes, que incluía desde Adolf Hitler (hincha del Schalke 04) hasta Bin Laden (seguidor del Arsenal), pero también a Tom Hanks (Aston Villa) o Gordon Brown (Raith Rovers). Tom Hanks o Silvester Stallone (también citado, como forofo del Everton) me interesan poco pero los dos primeros personajes sí que me producen más curiosidad. ¿Qué pasiones futbolísticas animaban a los mayores monstruos de la historia? Apoyándome en el artículo de The Times y con Google y mi modesto acervo cultural como únicas armas de investigación he elaborado esta lista con los afectos deportivos de cinco personalidades siniestras del último siglo: Hitler, Mussolini, Stalin, Bin Laden y Franco. Ya me darán su opinión.

Adolf Hitler. Cuenta The Times que el dictador alemán tenía entre sus pasiones al Schalke 04, el equipo minero, que dominó la liga alemana precisamente -no sé si es casualidad- durante los años 30 y 40, coincidiendo justamente con el apogeo del nazismo. En aquellos años ganó nada menos que seis campeonatos de Alemania, el primero en 1934, con Hitler ya en el poder. "Ganar un partido -escribió Joseph Goebbels, ministro de propaganda- es más importante para la gente que conquistar una ciudad en el Este". Después de la guerra, el Schalke no volvió a ganar un campeonato hasta 1958.

Emilia-Romagna, la región italiana que alumbró a uno de los seres más sublimes de la historia, Giuseppe Verdi, también fue la cuna de Benito Mussolini. El Duce, por lo que cuenta The Times, fue seguidor del Bolonia, la capital de la región, una ciudad que, paradojas del destino, es llamada, por la inclinación política de sus habitantes, Bolonia la Roja. Y como en el caso de Hitler, y sin que uno quiera ser mal pensado, el equipo vivió sus mejores años justo cuando se hallaba en el Gobierno el más poderoso de sus seguidores. El Bolonia, fundado en 1909, ganó el primer Scudetto en el año 1924-25 (Mussolini subió al poder en 1922). Entre 1925 y 1941, su época dorada, y la del fascismo, conquistó cinco campeonatos. No ha vuelto a ganar ninguno.

No he encontrado ninguna pista que demuestre que a Joseph Stalin le interesara el fútbol. La Federación Rusa de Fútbol (la Georgia natal del dictador soviético pertenecía a los zares desde 1800) se fundó en 1901, cuando el embrión de monstruo tenía ya 23 años. Y a esa edad es difícil aficionarse, supongo. Hay sí, un equipo en su localidad natal, Gori, el Dila Gori. No consta que brillará especialmente durante la época soviética. De hecho se fundó en 1949, cuando a Stalin le quedaban sólo cuatro años de vida. Y aunque no sabemos si el Padrecito era seguidor del club, sí parece que los hinchas del equipo tienen al ex dictador algo de cariño. Así al menos lo leo, y perdón si me equivoco,en un blog llamado mentiratroskista, que no consigo saber si está escrito en serio o en broma por muchas vueltas que le doy. Pues bueno, cuenta la autora del susodicho blog que algunos de los cánticos más ácidos de los seguidores del Dila Gori están dedicados a Leon Trosky, el mayor enemigo de Stalin. Hay uno en concreto que dice: "Qué feo llamarse Leon Troksky, que en México te has tenido que ocultar..." y luego suelta dos lindezas contra su madre y su hermana que no reproduzco, pero que pueden leerse pinchando el enlace de arriba. Insisto, yo no sé si esto es verdad o cachondeo pero como dirían los italianos, si non è vero è ben trovato.

El amor futbolístico de Bin Laden es el Arsenal, a cuyo campo acudía cuando vivió en Londres a principios de los 90. Y estuvo al menos dos veces en la tribuna de Highbury, en el Arsenal- Torino y el Arsenal-PSG en la temporada 1993-94, el año que el equipo se hizo con la Recopa contra el Parma, según cuenta Adam Robinson en Behind the Mask of the Terrorist. En noviembre de 2001, tras los atentados del 11-S, el club vetó la presencia del saudí en el estadio, por si se le ocurría volver por allí. Quizá influyera en su afición el hecho de que su gran rival en el derby del norte de la ciudad sea el Tottenham Hospurs, el equipo de los judíos británicos. Se dice incluso que en el pasado quiso comprar el club. Quizá si lo hubiera hecho habría canalizado su agresividad por otros cauces y ahora viviríamos más tranquilos.

Y llegamos a Francisco Franco. Tengo que decir que leí gran parte de la biografía que escribió sobre él Paul Preston y no recuerdo ninguna referencia al fútbol. Quizá porque me fijé sobre todo en su infancia, en la formación psicológica del personaje. Al oficial sin tres emes, como le llamaban en Marruecos, o sea, sin mujeres, sin misas y sin miedo, parece que sí le gustaba una efe, la del fútbol. Eso, o era masoquista, porque le recordamos muchas veces en el palco del Bernabéu aplaudiendo a rabiar y entregando su propia copa, normalmente a Gainza. ¿De qué equipo era Franco? Según la leyenda más extendida, del Real Madrid. Aunque si es cierto no parece que tuviera tanta mano como Hitler o Mussolini. El Madrid tardó 19 años en ganar una Liga durante el franquismo, acontecimiento que coincidió precisamente con la llegada de Di Stéfano. Mientras, el Barcelona había ganado cinco y el Atlético de Madrid, cuatro. Su Copa, la copa del Generalísimo, se la entregó nueve veces al Barça, ocho al Athletic y sólo seis al Madrid. Otras fuentes aseguran que el dictador era seguidor del Athletic de Bilbao o del Depor, el equipo de su tierra. Pero la teoría más curiosa la he encontrado en varias páginas de internet que aseguran, aportando pruebas bastante contundentes, que si no era del Barcelona, al menos le apoyó bastante. De hecho el Caudillo tiró para atrás el proyecto de recalificación urbanística que le presentó Bernabéu en 1960 mientras que el equipo azulgrana se benefició entre 1951 y 1965 de tres operaciones similares. La tercera -la venta de les Corts- aprobada por decreto en consejo de ministros firmado por el propio Franco. El tipo de este vídeo lo cuenta con pretendida gracia.

Buenas noches.

viernes, 28 de noviembre de 2008

...Y otro momento de golondrinas

Después del último post, en el que hablaba de el momento de las golondrinas de la terrorista italiana Adriana Faranda, el instante exacto en que empezó a cuestionarse la lucha armada, he reflexionado un poco sobre el tema. De hecho quería buscar diez de esos instantes mágicos en la existencia de personajes reales o ficticios en los que la gota desborda el vaso de la vida para siempre. Ya se me habían ocurrido unos cuantos. Tenía los casos de Faranda y Corleone (éste hacia el lado oscuro), y el más obvio, el de la caída del caballo de San Pablo. También podía citar a Derek Vinyard (Edward Norton), el nazi de An American History X, riendo los chistes de un negro en la lavandería de la cárcel e incluso el viaje a China del hasta entonces maoísta Jiménez Losantos. Y entonces recordé otra conversión -también de un terrorista- que merecía por sí misma una entrada en este blog. Vamos a contarla.

Corría el año 1970. Un preso etarra que había sido condenado a muerte en el proceso de Burgos decidió, ante la inminencia de su ejecución, satisfacer una última curiosidad: saber cómo pensaban aquellos que le iban a matar. Así que sacó de la biblioteca de prisón las obras de José Antonio y se las llevó a su celda. Pero a medida que leía se llenaba de espanto: enre la ideología de Falange y la de ETA apenas había otra diferencia que el marco nacional que unos y otros pretendían aplicar. El preso, al que después se conmutaría la pena por la de cadena perpetua, era Mario Onaindía, fundador luego de Euskadiko Ezkerra, diputado del PSE y amenazado por sus ex compañeros. Así lo cuenta, perdón por el plagio, otro ex etarra converso, Jon Juaristi, en su libro Sacra Némesis.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

El momento de las golondrinas

A los lectores habituales de EL PAÍS (y de ELPAÍS.com) les será familiar la firma de Enric González. Corresponsal en Nueva York y Roma durante muchos años escribe ahora en las secciones de televisión y de domingo y, para delicia de su multitud de seguidores, salpica otras páginas, como las de deportes con sus historias originales, agudas y -lo que es muy de agradecer con los tiempos que corren- nada sectarias. Unos artículos, como los de Patxo Unzueta o los de Fernando Savater, ideales para arrancar la lectura del periódico o, lo que es aún más placentero, dejar para el final. Como esos postres a los que te da pena meter la cucharilla porque no quieres que se acaben tan pronto.

El domingo Enric me sorprendió con uno de esos artículos. El momento de las golondrinas contaba la historia de Adriana Faranda, una terrorista de las Brigadas Rojas italianas que participó en el secuestro y asesinato del político democristiano Aldo Moro a finales de los 70. Ahora repudia la violencia, es amiga de la hija de Moro y vive de alquiler porque vendió su casa y entregó el dinero a Cáritas para que lo distribuyera entre las víctimas del terrorismo. ¿En qué momento esta sanguinaria activista se convirtió en un personaje de Frank Capra? Cuenta el articulista que un día, vigilando a los policías que escoltaban al político para preparar el crimen, Faranda vio cómo los agentes se fijaban en una bandada de golondrinas que surcaba el cielo de Roma. Y le surgió la duda.

Nuestra existencia está llena de puntos de inflexión como ese, no necesariamente tan dramáticos, que tienden a fijarse muy bien en nuestra memoria. Mucha gente recuerda el momento exacto en que empezó a cuestionarse si realmente amaba a su pareja o el instante en que le que surgieron dudas sobre si debería seguir en aquel trabajo. Las cosas no cambian de un día para otro pero es verdad que tras un periodo confuso los grises dan lugar un instante de luz, un relámpago. La caída del caballo de San Pablo camino de Damasco. En cierta forma, cualquier vida puede contarse como una sucesión de cambios de rumbo.

Mi escena favorita del cine narra precisamente uno de esos puntos de inflexión. Y, por casualidad, volví a verla unas horas después de leer el artículo de EL PAÍS. Michael Corleone se entera de que su padre, El Padrino, ha sido tiroteado en las calles de Nueva York. Quizá ese fuera el momento. Quizá cuando le salva la vida haciéndose pasar por pistolero a las puertas del hospital. Quizá, y me inclino más por ese momento, cuando es golpeado groseramente por el capitán de policía McCluskey por fuera de la clínica. Lo cierto es que hay un instante en el que el educado y pacífico Michael, héroe de guerra, siente la llamada de la sangre y decide convertirse en un mafioso despidado. En una emboscada maquiavélica le pega sendos a tiros al jefe policial y a Virgil El Turco Sollozo. Un momento de las golondrinas, pero al revés. La conversión de un hombre al lado oscuro de la fuerza.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Malabarismo futbolístico

En vez de los sermones con que me suelo despachar arrancaremos la semana con un vídeo divertido que vi el otro día en el Corriere della Sera. Supuestamente las imágenes están tomadas durante la grabación de un spot publicitario que protagoniza el jugador brasileño del Milan Kaká. Aunque no me extrañaría que las imágenes fueran parte del anuncio en sí. Bueno, véanlo. Decía Jorge Valdano una frase que encaja muy bien en esta escena: los brasileños juegan al baloncesto con los pies.

Este vídeo me trae a la memoria un tipo muy curioso que he visto muchas veces en Santa Cruz de Tenerife, y muy especialmente en Las Teresitas. Es un hombre ya talludito, de unos 50 años, que es capaz de recorrer una y otra vez la playa o la rambla pegando patadas a un balón sin que se le caiga al suelo. Manolo, tú que tienes el censo de individuos peculiares de la ciudad ¿Tienes más información sobre este inefable personajes?

martes, 18 de noviembre de 2008

Impunidad nocturna

Este fin de semana nos ha sobrecogido la muerte de un joven de 18 años en Madrid golpeado por tres porteros de discoteca. De momento los detenidos sólo son supuestos homicidas y tendrá que haber un juicio para aclarar sus responsabilidades. Pero todos los que hemos vivido un poco la noche -soy un crapulilla de baja intensidad y en franca decadencia- sabemos que las madrugadas de los viernes y los sábados regresa la ley del más fuerte. O sea, la de los porteros. Aunque hay tipos listos que resuelven casi cualquier problema con el diálogo, son mayoría los que aplican sus propias normas: dejan entrar caprichosamente a unos y bloquean a otros el acceso a un lugar público; cobran lo que quieren y, sobre todo, reparten leña a diestro y siniestro.

En Tenerife teníamos un compañero de instituo muy fuerte y más bien cortito al que apodábamos El Neurona, precisamente porque le faltaban unas cuantas. El tipo terminó pidiendo los DNI a la puerta de las discotecas y resolviendo las peleas en el interior. Le recuerdo como un tipo bastante bruto pero a la vez entrañable. Recuerdo -corrígeme, Manolo, igual lo idealizo- que no le gustaba mucho la violencia, aunque acababa recurriendo a ella porque no tenía cerebro suficiente para resolver las broncas de otra manera. Los individuos que veo ahora en la puerta de los garitos me dan otra impresión: parece que están esperando tener un motivo, por nimio que sea, para abrirle la cabeza a alguno.

A cualquier otra hora del día y en cualquier otro lugar tiene graves consecuencias tocarle un pelo, o incluso levantarle la voz a un ciudadano. El agredido elevará la voz, reclamará sus derechos, llamará a la policía, se querellará y escribirá un carta al periódico. Pero ante la intimidación de uno de estos mequetrefes casi todo el mundo agacha la cabeza. Y no digo que haya que devolver los golpes -sería un camino seguro de acabar, con suerte, en el hospital. Pero sí al menos denunciar la injusticia.

Es muy triste, pero lo tenemos totalmente interiorizado: el Estado de Derecho queda suspendido en bares y discotecas la madrugada de los viernes y los sábados. Y lo peor es que los habituales de esos espacios son justamente los jóvenes, que han crecido en democracia y que deberían saber que ningún gorila puede quitarle sus libertades.

PS: Sé que hay algún nuevo lector que está esperando ver imágenes de una historia mucho más alegre, la boda de Nacho e Isabel. Tendrán que esperar un par de días pero prometo que no defraudarán.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Los médicos prefieren Camel

La pista de esta historia me la ha dado Jesús Olmo, un pedazo de artista de quien un día habláremos en este espacio. El vídeo muestra un anuncio de Camel -real- del año 1949. En él se ponderaban las virtudes de esta marca de cigarrillos y se afirma, con un tono desenfadado y simpático, que es la preferida por la mayoría de los médicos.

En estos tiempos de obsesión por la salud, seguramente con razón, esta publicidad sería anatemizada y sus impulsores quemados en la hoguera pública. Pero hace medio siglo no eran tontos, simplemente tenían una visión distinta de las cosas. Y yo me pregunto ¿Qué productos que hoy se anuncian con glamourosos spots serán los apestados para la publicidad dentro de 60 años? ¿Esos coches que doblan la velocidad permitida? ¿Las dietas para adelgazar para gente que está perfectamente sana? ¿Esos cursos de idiomas que hacen sentirse como un perdedor a los que no saben inglés? Hagan sus apuestas. En 2068 veremos quién ha ganado.

martes, 11 de noviembre de 2008

90 años de las trincheras

Hoy 11 de noviembre se cumple un aniversario feliz en la historia de la humanidad: 90 años del final de la Primera Guerra Mundial. Los habituales de Puesfijate ya conocen mi obsesión por la memoria, sobre todo por aquella que está a punto de perderse. En el último año he intentado -infructuosamente- entrevistar al puñado de supervivientes que queda de la Gran Guerra. Pronto me di cuenta de que era muy complicado. Hace cinco años hubiera sido mucho más sencillo. Había muchos más protagonistas de aquel conflicto y eran más jóvenes pero no eran periodísticamente tan interesantes: no es lo mismo hablar con uno de los diez soldados vivos que lucharon en Verdún que hacerlo con su último testigo. Ahora son ejemplares únicos, pero con más de 110 años que tienen algunos se vuelve francamente difícil acceder a ellos. Los entiendo. Yo a esa edad también querría descansar.

Primero contacté con Lazare Ponticelli, entonces uno de los dos poilus -literalmente peludos, el sobrenombre con que se conocían a los veteranos franceses de la I Guerra Mundial- vivos. Estuve a punto de ir a verle a su casa, al norte de París, pero había un pequeño problema: su hija, supongo que octogenaria, estaba muy enferma. Ponticelli era un tipo de vida novelesca: italiano de nacimiento y huérfano desde muy niño huyó a Francia, donde fue criado de los Curie. Logró la nacionalidad francesa al enrolarse en la legión extranjera. Pacifista convencido, murió y fue enterrado con grandes honores el pasado mes de marzo. Luego lo intenté con Henry Allingham, el hombre más viejo de Europa, con 112 años, que combatió en la batalla de Jutlandia. Pero nunca me contestó su contacto.

Más lejos llegué con Harry Patch (en la foto), que con 110 años es el único testigo vivo del frente de las trincheras. Su amigo Nick intentó arreglarme una entrevista con la única y curiosa condición de que no habláramos de la guerra. Me dio igual, pero por el camino su médico le recomendó que no hiciera más concesiones a la prensa. Su corazón empezaba a fatigarse. Nada que objetar a semejante excusa, me he contentado con pedirle una foto autografiada que espero me llegue un día de estos. Por el camino se quedaron Louis de Cazenave, penúltimo poilu, muerto en enero de este año; Erich Kästner, con igual nombre que un escritor de mi infancia, el último soldado alemán, fallecido también por aquellas fechas; o Delfino Borroni; el último veterano italiano, muerto hace ahora diez días.

Me rindo. No conoceré nunca a ninguno de estos personajes. Creo que es una lástima que con la muerte de estos soldados se extinga para siempre el recuerdo de uno de los momentos más terribles y decisivos de la historia de la humanidad. Pero reconozco que en mi afán por conocerlos tenía un punto mitómano. Nick me lo dijo muy amablemente: Harry no quería hablar de la guerra porque ya lo había hecho cientos de veces y había puesto por escrito todos sus recuerdos de aquellos años. Así que si genuinamente nos interesan estas historias en vez de empeñarnos en visitar a un anciano que sólo quiere que le dejen en paz podemos enfrascarnos en The Last Fighting Tommy, las memorias de Patch. Un libro que por cierto está a su vez en otro libro, la biblia de las estupideces, el Guiness de los récords: es la obra escrita por un autor de más edad, 107.

domingo, 9 de noviembre de 2008

¿Y qué es una ONG?

Este vídeo lleva unos días circulando por Canarias e incluso ha aparecido en varios medios digitales de ámbito nacional, como 20minutos.es y ELPAIS.com. Lo que me extraña es que mi buen amigo Paul, al que no se le escapa casi nada de lo que pasa en las islas, y menos una historia de este calado, no lo haya incluido en su blog. Las imágenes son desternillantes o de vergüenza ajena, según el nivel de empatía que tenga cada uno. Yo las vi una vez y ahora soy incapaz: me de muchísimo apuro enfrentarme de nuevo a semejante bochorno.

Al grano. La acción transcurre en uno de los escenarios más soporíferos que pueda imaginarse: un pleno municipal sobre patrimonio inmobiliario. Pero engaña, porque luego la escena es como la del camarote de los hermanos Marx. Resulta que hay una concejal de Coalición Canaria en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife llamada Esther Sarrautte a la que le piden una lista de inmuebles que pertenezcan a ONG. Y la tal Sarrautte contesta que a nombre de ONG no hay nada. Que sí hay a nombre de otras asociaciones: Cruz Roja, San Miguel... Increpada por su ignorancia la individua, que gana 5.000 euros al mes más pluses por asistir a los plenos, echa balones fuera: es que el informe se lo han escrito. El remate lo pone el señor Zerolo, alcalde de una ciudad de más de 200.000 habitantes. Todos tranquilos. Ha sido una concanetación de errores.

viernes, 7 de noviembre de 2008

La portada del siglo

Esto tenía que haberlo contado ayer pero no quería caer en lo mismo que ahora voy a criticar. Ayer siete mil millones de humanos se levantaron con la noticia de que un negro había ganado la presidencia de los Estados Unidos. Quizá en México, donde el secretario de la Gobernación -el ministro del Interior para entendernos- murió en un aún no esclarecido accidente de avión, aquella noche podían tener la cabeza en otra cosa. En Congo, pobrecitos, supongo que no tendrían humor ni para alegrarse con la victoria de su brother. Pero suena a broma que aquí en España algunos consideraron que la información más importante del día -y única en primera página- fuera otra. La visita del Rey -y de Zapatero, Rajoy, Bono o Aguirre, que me da igual- a un periódico que cumplía diez años.

Les juro que esta era la portada de La Razón del 5 de noviembre de 2008. Así quedará para la hemeroteca cuando dentro de medio siglo alguien quiera saber cómo informó este periódico de una fecha que se recordará como un hito histórico. No sé si alguien ha visto esto en Estados Unidos pero si yo responsable del New York Times o de algún informativo de televisión contaría esta historia en la sección de Mundo Insólito: "Señores, hemos encontrado un periódico en el mundo, por cierto un diario nacional de la octava potencia económica, aliado en la OTAN y aspirante al G-20, que no incluye en su portada ninguna referencia a nuestras elecciones.

Y no dudo que La Razón distribuyera muchos ejemplares ese día: regalaban un gordísimo especial por su décimo aniversario. Y lo gratis, como dice un amigo mío, vende mucho.

jueves, 6 de noviembre de 2008

I have a dream

Perdonen mi ausencia del blog (y mis blogs amigos) estos días, he estado ocupado. Supongo que ya saben la noticia del día y una de las noticias del siglo: a partir del próximo 20 de enero habrá un negro (medio negro, pero de genes oscuros dominantes desde luego) en la Casa Blanca. Me alegro, no estrictamente porque sea negro -me espantaría ver a Mike Tyson de presidente de Estados Unidos- pero sí porque ese gran país se haya sacudido el estigma del racismo que le ha acompañado desde hace siglos. Y también me alegro porque Obama me cae bien y porque hacía falta un cambio en una nación de la que todos somos, nos guste o no, ciudadanos.

Al despertar somos conscientes sólo de parte de lo que hemos soñado. Pues bien, hoy hemos conocido lo que Martin Luther King soñó la noche del 27 de agosto de 1963 y al día siguiente no pudo recordar y contar en el Licoln Memorial de Washignton DC [texto en castellano | texto en inglés ¡léanlo!]. Perdón por la cursilada, pero así lo creo.

jueves, 30 de octubre de 2008

El glamour del karaoke

Hoy haré aquí mi enésima apología del karaoke, aunque ahora llevo unos meses sin ir. A mí lo que me gusta es cantar y pasármelo bien con los amigos pero hay quien objeta que esta actividad es propia de gente cutre y con poca clase. Me da igual semejante majadería pero por si acaso presento aquí dos documentos que desmienten que los aficionados a este nobilísimo arte seamos unos perdedores y unos rancios.

En el vídeo de arriba vemos a mi colega Charly (y a otros amigos de fondo, Pablo, Abel, Fredy...) cantando con la actriz y supermodelo Cristina Piaget en el Laser de Modesto Lafuente. Por cierto, que dice Cristina que se apunta otro día. Abajo, un servidor se desgañita cantando El Emigrante, de Juanito Valderrama, acompañado por Javier Bardem en el Cheers de Huertas. La foto es bastante anterior a que a Bardem le dieran el Oscar y a que yo me diera cuenta de lo mal que me quedaba el pelo largo.

Bueno ¿hay glamour o no hay glamour en el karaoke?

miércoles, 29 de octubre de 2008

Las mejores 500 películas

Me entero por el muy recomendable blog de mi amigo Chiqui que la revista británica Empire ha elaborado la lista de las mejores 500 películas de la historia con la opinión de 10.000 lectores, 150 trabajadores de la industria y 50 críticos. La ganadora ha resultado ser El Padrino, seguida por En busca del arca perdida y El imperio contraataca. Hay tres españolas, la deliciosa El espíritu de la Colmena, de Víctor Erice, en el puesto 93, y dos de Buñuel, Un perro andaluz (354) y Viridiana (169).

Yo echo de menos cinco películas que estarían entre mis diez favoritas (quizá me las haya perdido, pero de un rápido vistazo no las he encontrado): Amarcord, Murieron con las botas puestas, Milagro en Milán, Perdición y Atrapado en el tiempo. Echo de más muchísimas, sobre todo algunas modernas que no valen ni para telefilme de Antena 3 un domingo por la tarde. Supongo que habrá votado gente muy joven...

Dense un paseo y cuenten qué les parece. (Y ojo que los botoncitos de siguiente y anterior no funcionan muy bien y en ocasiones hay que cambiar el número de la página en la barra de dirección).

martes, 28 de octubre de 2008

Una crisis histórica

A los periodistas nos encantan la palabras contundentes: histórico, debacle, catástrofe, hundimiento. Quizá porque confundimos nuestras obligaciones: no tenemos que vender las noticias, no debemos hacerlas más sexys para que nos las compren los lectores. Simplemente tenemos que contarlas en los términos que honestamente creamos que se ajustan más a la realidad. Y creo que a la larga venderemos así más noticias, pero eso es materia de reflexión para otro día.

Entre esos términos de los que abusamos en la prensa está la palabra "histórico". Y digo que abusamos porque el 90% de las veces sólo la perspectiva que da el paso del tiempo hace que un acontecimiento puede ser calificado de tal. Es decir que quede como un hito señalado para la Historia. Es evidente que cuando mataron a Kennedy o cuando Bin Laden derribó las Torres Gemelas sabíamos desde el minuto 1 que estábamos ante un acontecimiento que íbamos a recordar toda la vida. Pero ¿cuántas veces hemos escuchado calificar de tal partidos de fútbol, jornadas bursátiles o incluso declaraciones de políticos de las que ya no se acuerdan sino las hemerotecas?

Es obvio que estamos en un momento singularmente complicado. Las bolsas han sufrido enormes caídas (históricas en el sentido de "sin precedentes en décadas"), han quebrado un buen número de empresas y las perspectivas son alarmantes. La tentación de comparar esta situación con el crack del 29 son tremendas, y es cierto que los pronósticos de los más sabios (sabios que no supieron predecir este lío) apuntan a unas consecuencias casi tan desvastadoras para la economía. Pero imaginemos...

Imaginemos que las inyecciones de liquidez de los Bancos Centrales y las ayudas estales empiezan a funcionar (ya están funcionando, el Euríbor ha bajado en las últimas semanas). Imaginemos que las bolsas han tocado fondo (¿por qué no?), empiezan a remontar casi al mismo ritmo que han caído y los tipos con agallas que han comprado en los últimos días son dentro de dos años los nuevos ricos del siglo XXI. Imaginemos que la recesión, esa sí casi inevitable, sea más suave de lo previsto (también se equivocaron hace pocos meses al pronosticar un panorama más bonancible). Imaginemos, en fin, que para mediados del próximo año la situación de la economía real aparece razonablemente despejada.

¿Una locura? Quizá todo esté para entonces aún más hundido de lo que vaticinan los más agoreros. Pero tampoco es un panorama imposible. No digo, Dios me libre, que el momento actual invite al optimismo pero sí creo que los pronósticos que se hacen ahora mismo están contaminados por dos circunstancias. Uno, los opinadores prefieren pecar de pesimistas porque los diagnósticos catastróficos parecen más sesudos. Y dos: si dentro de seis meses hemos salido del hoyo no se hablará de la crisis, ni de los peores vaticinios. Si se sigue hablando es porque andamos peor. Y entonces los agoreros podrán salir diciendo: "Ya lo decía yo...".

¿Qué tendrá entonces de histórica la situación que estamos viviendo? Desde luego cambiarán las reglas que regulan los mercados financieros. Los bancos de inversión ya han desaparecido, y eso son importantísimas novedades. Pero sobre sobre todo recordaremos una histórica crisis de confianza y un histórico ataque de pánico de los inversores. Algo que ya les gustaría haber vivido a quienes sufrieron la crisis de 1929. Esa que con 80 años de perspectiva sí podemos calificarla de Histórica, con mayúsculas.

(Dos apostillas: Javier Marías se refería el otro día en EL PAÍS a esos "momentos históricos" y comentaba también cómo el lenguaje apocalíptico que usamos los periodistas a menudo retroalimenta las noticias, lo que en psicología se llaman profecías autocumplidas. Y otra: mi padre, que ha empezado a usar su email electrónico me ha mandado un documento que explica muy bien el origen de la crisis. PINCHEN AQUÍ para leerlo).

Ilustración: MotherPie

jueves, 23 de octubre de 2008

Salvemos La Gaceta de Canarias

Me cuenta, desde hace semanas, mi amigo Paul la dramática situación que atraviesa el periódico La Gaceta de Canarias. Algunos de sus trabajadores llevan dos meses sin cobrar. Hay dudas de que pueda seguir operando porque no hay dinero para pagar la licencia informático. Y esta misma tarde ha suspendido pagos. Sus profesionales se han movilizado y desde hace días no firman las informaciones que aparecen en el diario. Lo próximo serán paros y una posible huelga indefinida a partir del próximo 10 de noviembre.

No amigos, no es sólo la crisis. Los trabajadores se quejan de que una mala gestión empresarial les ha llevado a esta situación. Quizá el problema ha sido querer gestionar periódicos como si fueran empresas de construcción. Y me temo que son cosas muy distintas. Como dice muy certeramente el Manifiesto por la Supervivencia de La Gaceta de Canarias, "un medio de comunicación no es una empresa más, sino que tanto las sociedades que las gestionan como sus trabajadores son depositarios y de alguna manera garantes de un Derecho Fundamental reconocido en la Constitución Española de 1978. Por ello, tanto unos como otros tienen la obligación de actuar con responsabilidad y ser conscientes de la importancia de su función social".

Los otros medios resumimos las noticias como esta con números, tantos despidos, tantos millones de deuda, tantos meses sin cobrar. Pero detrás de estos números están el padre con tres hijos que se queda sin empleo, el joven que acaba de firmar una hipoteca, el profesional veterano que tendrá muy difícil volver a encontrar trabajo... Un drama doble: el que sufre cualquier empresa en quiebra y el empobrecimiento democrático que sufre la sociedad cuando cierra un periódico. No suelo pedir nada a los lectores de Puesfijate pero esta vez les pido que, si les he convencido, FIRMEN AQUÍ, en la Plataforma de Apoyo a La Gaceta de Canarias. Yo, naturalmente, ya lo he hecho.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Una objeción a 'Camino'

Sorpresa, sorpresa. Me ha gustado Camino, de Javier Fesser, con una objeción que comentaré después. La película, ya lo sabrán, cuenta la historia de una niña que cae gravemente enferma al tiempo que conoce por primera vez el amor. La religión es el trasfondo de la película: la pequeña ha crecido en una familia vinculada al Opus Dei -su madre es ferviente seguidora, su hermana numeraria- y su actitud ante el cáncer que la consume se utilizará por la Obra para promover su beatificación.

Que me guste no quiere decir que se la recomiende a todo el mundo. La agonía de una pequeña de 14 años, por mucho que crea que se va a ir al cielo, es un argumento durísimo que Fesser no ha querido dulcificar en absoluto. Espíritus demasiado sensibles, abstenerse pues. Pero los que tenemos más de un decímetro de piel podemos disfrutar mientras sufrimos de una película vibrante, que mantiene muy bien la tensión y no se hace larga, pese a durar más de dos horas y media. La crítica al Opus Dei es muy afilada. Es cierto que se da una visión parcial de la institución, pero es certera. Y no pretende ser un documental ni una tesis doctoral sobre la obra, sino una reflexión sobre el fanatismo religioso.

Y ahora la gran, la enorme objeción. Fesser ha construido esta película basándose en un caso real. El de la niña Alexia González. Una pequeña que murió de cáncer en 1985 y cuya beatificación promueve el Opus. Pero a partir de ahí el director deforma los hechos para contar una trama totalmente diferente en la que los protagonistas no se corresponden en absoluto con los de la vida real. El problema es que Fesser no ha sabido, o no ha querido, deslindar ambas historias. Abre la película asegurando que está basada en hechos reales y la cierra con una mención a la niña real, pese a que aseguró a sus padres que no la citaría. La consecuencia es que el espectador poco informado se va a su casa pensando que ha visto una recreación del drama de Alexia.

Los familiares de Alexia han montado en cólera. Y yo creo que tienen toda la razón del mundo.

lunes, 20 de octubre de 2008

Leyenda urbana sobre una leyenda urbana

Ayer fui con mis amigos de Tenerife a un concierto de Barricada en La Laguna. No soy particularmente forofo del grupo navarro pero llevo escuchando sus canciones desde el instituto, así que más que asistir a un espectáculo musical yo esperaba darme un baño de nostalgia de esos que tanto me gustan. Los tipos no defraudaron. Estuvieron dos horas encima del escenario y cantaron todas las canciones que esperábamos -Balas blancas, No hay tregua, En blanco y negro- y alguna más. Pese al ambiente desapacible la parroquia, compuesta en su mayor parte por treintañeros y cuarentones, muchos casados y con hijos -o sea, como nosotros-, se implicó y disfrutó a tope. En los años 80 un concierto del mismo grupo en Santa Cruz terminó con graves incidentes. El público probablemente era el mismo. Pero claro, tenían 20 años menos.

A la salida mi amigo David El jebi me comentó que el mote del líder del grupo, Enrique Villareal El Drogas, no se debe a su supuesta afición a consumir sustancias estupefacientes, sino a su activismo a favor de su legalización. Con curiosidad me he lanzado hoy a internet para confirmar el dato y me he enterado, a través de varias entrevistas, de que es absolutamente cierto. No dice que no las haya probado, pero muestra una actitud muy razonable sobre el tema, criticando tanto los excesos en el consumo como la prohibición. De hecho es un respetable ciudadano que lleva al niño al colegio por la mañana y luego se pone a componer. Decía también David que iba a misa, pero eso no lo he podido comprobar. Así que ya ven, su supuesta toxicomanía es una leyenda urbana sobre otra leyenda urbana como es él.

Concluyamos que su jeta no le favorece a la hora de labrarse una reputación de individuo sano. "Un dia leí que dejarias las drogas cuando encontrases a alguien mas feo que tu, ¿ya lo has encontrado?" le pregunta un tal Juanma en una entrevista digital con los lectores de una web. Y el tipo le contesta: "No, pero aunque lo encuentre, las drogas me han dejado a mí".

sábado, 18 de octubre de 2008

¿Dónde estaba Woody Allen?

Acabo de venir del cine de ver Vicky, Cristina, Barcelona, la última película de Woody Allen. Yo adoro a Woody desde siempre, incluso cuando no sabía que me tenía que gustar para ser un tipo intelectual y amante del humor inteligente, expresión muy querida por quienes tienen en alta estima su humor y su inteligencia. Pero lo que he visto esta noche me ha decepcionado. Unos personajes tópicos envueltos en una trama previsible y resuelta sin la menor gracia. Por lo menos la gente no se reía estruendosamente (¿pero cuándo? debieron poner risas enlatadas) para simular complacencia, como me ha contado mi hermana que sucedió cuando la fue a ver en Madrid. Bueno ni estruendosa ni discretamente. Estábamos unos doce en el cine: uno se rio dos veces en toda la película y el resto, que yo oyera, ninguna.

Hay mejores maneras de gastarse unos euros sin dejar de amar a Woody Allen. Como por ejemplo comprando los dvd de Manhattan, La última noche de Boris Grushenko, Hanna y sus hermanas o incluso Match Point. Se ve que no se puede hacer una genialidad al año. Lo único emocionante, parte de la música. La que era de Albeniz, claro. Así que en vez de dejarles con el trailer de la película les pongo una estupenda interpretación de Granada, de su Suite Española. Salí del cine con esa música en la cabeza y conociéndome sé que no me abandonará en varios días. Si Barricada no lo remedia...

jueves, 16 de octubre de 2008

¿Y tú le tienes miedo al avión?

He visto este vídeo en la grandísima bitácora de mi amigo Chiqui (felicidades por el ascenso, por cierto). Es una imagen fija que muestra el tráfico aéreo en todo el mundo durante un día. Sí, cada puntito que se mueve es un avión. A destacar el flujo casi permanente de aeronaves desde Europa a Norteamérica y lo relativamente vacíos de aparatos que están los cielos africanos. Después de ver semejante enjambre de luces y considerando que es rarísimo que una se apague -se estrelle- uno comprende lo seguro que es volar.

Otra vez por cierto, y aunque no viene a cuento, esto de las lucecitas que se apagan me recuerda una de mis escenas favoritas de la historia del cine. Harry Lime (Orson Wells) ironiza sobre la banalidad de la vida humana desde lo alto de la noria de Viena en El tercer hombre. "¿Si te ofreciera 20.000 libras por cada puntito [los seres humanos vistos desde arriba] que se parara, ¿realmente me dirías que me guardase mi dinero, muchacho, o empezarías a calcular cuántos puntitos podrías permitirte dejar con vida?" le pregunta a su amigo -hasta ese día- Holly Martins (Joseph Cotten).

Y un último por cierto: ¿Cómo carajo han conseguido estas imágenes?

martes, 14 de octubre de 2008

Mis ocho rincones de Roma


Con esta son tres las veces que he estado en Roma en los últimos dos años. No me importaría ir cada seis meses e incluso vivir allí. Evidentemente me he quedado fascinado con la basílica de San Pedro, la Fontana de Trevi, el Coliseo y todos estos sitios a los que las guías dedican cuatro páginas. Pero cuando te impregnas de una ciudad acaba enamorándose de otros lugares, no tan emblemáticos pero que tienen para uno un significado especial. La mayoría de nuestros afectos tampoco responden a criterios estrictamente racionales: nuestros mejores amigos no tienen por qué ser los tipos más brillantes y simpáticos que hemos conocido. Así que los ocho lugares que voy a enumerar no pretenden ser una recomendación para ningún viajero, porque son entrañables para mí por una motivos caprichosos. Todos los conocí en el primer viaje y a todos me gusta volver con la alegría con que se visita a un antiguo compañero.

1) La Iglesia de Santa María in Via Lata, en la vía del Corso casi con la Piazza Venezia. Ni siquiera sale en la guía, bastante exhaustiva, que he llevado este año. Leo en la Wikipedia que se supone que en su cripta estuvo San Pablo dos años esperando juicio. Después de ver desproporcionados templos por toda la ciudad me sorprendió la paz que se respiraba en esta pequeña iglesia -para lo que es Roma. Suele haber gente rezando casi todo el día y el lugar invita, cuando menos, a sentarse, descansar y reflexionar.

2) Restaurante de las viejitas, en la calle Banchi Nuovo. Me lo enseñó mi amiga Chiara en mi primer viaje a la capital italiana. No tiene ni siquiera nombre este pequeño establecimiento situado cerca del Vaticano, al otro lado del río. Lo gestionan dos viejitas que te tratarán como a un nieto. Hay que comer lo que hayan cocinado ese día, no hay menú. Te obligan a terminar el plato y, si te ven muy delgado, a repetir.

3) Ruinas del Largo Argentina. No tienen la grandiosidad del foro romano, evidentemente. Pero me sorprendió, tras llevar una semana viviendo al lado de ellas conocer que entre sus muros se había producido uno de los acontecimientos más importantes en la historia de la Edad Antigua: el asesinato de César cuando pretendía hacerse coronar emperador. Ahí estaban, sin darse importancia, y por esa modestia me encantaron. Están llenas de gatos que cuidan una asociación de vecinas amantes de los animales y, por lo que se ve, bastante desocupadas.

4) Escalinatas de Santa María in Aracoelis. Trepar por esta escalinata vertical e interminable es todo un triunfo. Yo las subí la primera vez porque creí que eran las del Capitolio, situado a la derecha. Pero una vez arriba vi una puesta de sol y una vista de la ciudad extraordinarias. Ojo porque incluso a mí que, modestia aparte, estoy en forma, se me agarrotaron las piernas al llegar arriba. Después se atraviesa la iglesia -sin mucho valor, que yo recuerde- y se accede por detrás, ahora sí, a la Piazza del Campidoglio. De esa no digo nada, ya está en las guías.

5) Restaurante Sora Marguerita, en la judería. Comida típicamente romana. Hay que mirar con lupa para encontrarla, porque tampoco tiene cartel en la puerta, tan sólo un neón con forma de flor. Me la recomendó mi amiga Lucia y yo se la aconsejo a todo el mundo. Para algunos puede ser disuasorio su aspecto, aparentemente cutre. Pero ojo, no es cutre, es pintoresco. Lo avalan decenas de artículos de periódico escritos sobre el local que cuelgan en las paredes del establecimiento.

6) Los cuadros de Caravaggio en San Luigi dei Francesi. Sí, he caído en un sitio qué sí recomiendan todas las guías. Pero tampoco podía yo tener yo tan mal gusto para los sitios. Mi tío José Carlos, a quien debo mi primer viaje a Roma, me lo aconsejó como su rincón favorito en la ciudad. Son tres cuadros situados al fondo a la izquierda del templo sobre la vida de San Mateo. Especialmente interesante es el de la conversión del santo, sobre todo si una amable turista argentina, como nos sucedió a nosotros este año, te desmenuza todos los detalles de la obra. El dedo de Jesús llamando al hasta entonces recaudador de impuestos tiene el mismo gesto que aquel con el que Dios da la vida a Adán en la Capilla Sixtina.

7) La chimenea de la Capilla Sixtina. Lo siento, no la verán, salvo que vayan mientras se celebra un cónclave para elegir a un nuevo Papa. Y si la ven se llevarán una decepción. Nunca un lugar tan suntuoso tuvo una salida de humos tan humilde. Yo y miles de personas estuvimos pendientes de ella durante dos días, viendo salir un humo que nunca me pareció ni blanco ni negro del todo.

8) Cafetería Paparazzi, en el Corso Vittorio Emanuele. Este lugar sí que pertenece al de los afectos arbitrarios porque es un establecimiento sin encantos aparentes. Ahí desayuné el primer día que pasé en Roma: un zumo de naranja, un café con leche y un cruasán. Al día siguiente pedí lo mismo. Y al tercer día, según entré el dueño le dijo a su mujer: "Ni le preguntes. Un zumo de naranja, un café con leche y un cruasán". Ya me había convertido en un cliente habitual. Así que cuando volví a España le mandé una postal que naturalmente decía: "Un zumo de naranja, un café con leche y un cruasán". La segunda vez que estuve en Roma no estaba el dueño, pero su hijo recordaba perfectamente la postal. Esta vez pasé un par de veces por allí pero no encontré a mi amigo.

Así que ya lo ven, ocho lugares, algunos imprescindibles para los visitantes, otros perfectamente olvidables. Pero todos muy entrañables para mí. Si los quieren visitar con Google Maps, pinchen aquí.

viernes, 10 de octubre de 2008

Con Urbano en Roma

Puesfijate se ha tomado unos días de vacaciones en Roma, casi tan agradables como los que en su día se tomó Audrey Hepburn en la ciudad italiana. He estado en allí tres veces en los últimos cuatro años y siempre me quedo con más ganas de volver. Porque descubro cosas nuevas y porque me sigue encantando volver a las que ya conocía. Otro día haré una lista de los 10 lugares relativamente desconocidos de Roma que me cautivan, desde el restaurante Sora Margarita hasta la iglesia de Santa María in Via Lata. Pero hoy toca hablar de Urbano.

He hecho este viaje con mis padres, mis tíos Goyo y Marivilli, y con Urbano Fernández. Urbano vive en Busto de Bureba (Burgos), es un buen amigo de la familia y este octubre va a cumplir 85 años. Pese a su edad está hecho un crío y en eso le favorece su tamaño menudo. Nos ha acompañado en todas las excursiones, larguísimos paseos a pie que empezaban a las nueve de la mañana y terminaban a las nueve de la noche. No se ha quejado de nada. Ni de las caminatas interminables, ni de las colas para acceder a los monumentos, ni de la comida, extraña para él, ni del tiempo, ni del tráfico, ni de las minucios que provocan el fastidio del viajero impertinente convencido de que por pagar cuatro perras tiene derecho a que todo salga según su capricho... Al contrario, ha vivido incluso esas pequeñas contrariedades de viaje con la divertida curiosidad del que se sabe afortunado por conocer cosas distintas y maravillosas.

Urbano es una persona irrepetible porque pertenece a una categoría humana que ya casi no se fabrica. Gente cuya manera de ser feliz es dar todo lo que tiene a los demás. Muy hábil para el trabajo manual igual te ayuda a pintar la casa que te arregla el tejado. Nunca cobra por ello. Al revés, pretende que le pagues aceptando una invitación a su bodega, donde te atiborra de vino y de jamón. Y tiene la característica que define, por encima de las demás, a las personas felices: se interesa por todo. Si visita el Foro romano quiere enterarse de quién construyó aquellos monumentos, por qué, cuándo, con que materiales. Y si está en la plaza di Pietra escuchando por primera vez la música de violenchelo que toca una artista callejera se acercará para averiguar cómo funciona el instrumento. Ahora ya lo sabes, amigo. La mano izquierda marca la nota, el arco hace sonar la cuerda. La artista sonríe por la simpatía y espontaneidad de ese señor tan simpático y éste deja caer una moneda.

viernes, 3 de octubre de 2008

El por qué de la crisis

Me llega a través de Jesús Olmo este vídeo subtitulado que en clave de humor, si a alguien le quedan ganas de bromear, explica cómo hemos llegado a la actual situación de catástrofe económica. También lo recomienda hoy Enric González en EL PAÍS. No se lo pierdan. Dedicado a la sección de Economía y a la enorme paciencia que han demostrado estos días aclarando las dudas de gente tan ignorante y con tanta prisa por abandonar su ignorancia como nosotros. Desde el jefe hasta la gran Crispíiiin, muchas gracias.

PS: Por cierto, estoy de vacaciones, no esperen de mí gran cosa en los próximos días, si es que alguna vez esperaron algo...

martes, 30 de septiembre de 2008

Días de fútbol

El tono siempre moderado de este blog me impide publicar una lista como que incluye estos días mi amigo Paul con las 20 mujeres que más le ponen (y las 20 que menos) en un post muy recomendable. Pero sí voy a enumerar las tres cosas que más me gustan en esta vida, y que son por este orden las chavalitas, cantar y jugar al fútbol. Así de simple es uno.

Precisamente por el tono moderado del que hablaba antes no voy a hacer ningún comentario sobre las chavalitas. De mi afición por cantar, bien o mal, he hablado ya en algunos posts, incluyendo incluso material audiovisual. De mi pasión por jugar al fútbol saben bien todos los amigos que he tenido en todos los lugares y en todas las épocas.

En el colegio -Hugo puede ratificarlo- no perdía un partido en las interminables horas de patio. Si había balón, se jugaba con un balón, si no, con una lata o una piedra. Y siempre de palomero. En el Instituto llegabamos a desafiar las amenazas de bomba que coincidían con los exámenes de seminario para ocupar el campo que había quedado desierto por el desalojo. En el colegio mayor defendí con acierto -tres campeonatos de futbito- los colores azul y negro del Sexto Central. En Busto se hicieron míticos los encuentros entre los chicos del pueblo y el equipo de La Laguna (mis primos y yo). Y ahora en Madrid son muchos los domingos que me junto, cada vez más para arrastrame, con la alegre muchachada hispano-argentina en los campos de cesped artificial del Barrio del Pilar.

Jugar al fútbol es para mí desde que tengo piernas un motivo de felicidad. Y según está de cara la felicidad en este mundo aprovecho cualquier ocasión para chutar una pelota, incluso cuando voy por la calle y me llega el balón rebotado de unos niños. Pues bien, el domingo tuve ocasión de disfrutar de esta mi pasión con mis compañeros de trabajo en ELPAÍS.com y mis también compañeros, aunque en este caso rivales, de la sección de Nacional del periódico. Distintos amigos, distinto escenario, más achaques pero la misma alegría que cuando bajaba a jugar a la plasita con los del edificio y Berto el del bar -"Onde vas pastel, sajaso"- y volvia a casa con las manos oliendo a asfalto.