martes, 18 de noviembre de 2008

Impunidad nocturna

Este fin de semana nos ha sobrecogido la muerte de un joven de 18 años en Madrid golpeado por tres porteros de discoteca. De momento los detenidos sólo son supuestos homicidas y tendrá que haber un juicio para aclarar sus responsabilidades. Pero todos los que hemos vivido un poco la noche -soy un crapulilla de baja intensidad y en franca decadencia- sabemos que las madrugadas de los viernes y los sábados regresa la ley del más fuerte. O sea, la de los porteros. Aunque hay tipos listos que resuelven casi cualquier problema con el diálogo, son mayoría los que aplican sus propias normas: dejan entrar caprichosamente a unos y bloquean a otros el acceso a un lugar público; cobran lo que quieren y, sobre todo, reparten leña a diestro y siniestro.

En Tenerife teníamos un compañero de instituo muy fuerte y más bien cortito al que apodábamos El Neurona, precisamente porque le faltaban unas cuantas. El tipo terminó pidiendo los DNI a la puerta de las discotecas y resolviendo las peleas en el interior. Le recuerdo como un tipo bastante bruto pero a la vez entrañable. Recuerdo -corrígeme, Manolo, igual lo idealizo- que no le gustaba mucho la violencia, aunque acababa recurriendo a ella porque no tenía cerebro suficiente para resolver las broncas de otra manera. Los individuos que veo ahora en la puerta de los garitos me dan otra impresión: parece que están esperando tener un motivo, por nimio que sea, para abrirle la cabeza a alguno.

A cualquier otra hora del día y en cualquier otro lugar tiene graves consecuencias tocarle un pelo, o incluso levantarle la voz a un ciudadano. El agredido elevará la voz, reclamará sus derechos, llamará a la policía, se querellará y escribirá un carta al periódico. Pero ante la intimidación de uno de estos mequetrefes casi todo el mundo agacha la cabeza. Y no digo que haya que devolver los golpes -sería un camino seguro de acabar, con suerte, en el hospital. Pero sí al menos denunciar la injusticia.

Es muy triste, pero lo tenemos totalmente interiorizado: el Estado de Derecho queda suspendido en bares y discotecas la madrugada de los viernes y los sábados. Y lo peor es que los habituales de esos espacios son justamente los jóvenes, que han crecido en democracia y que deberían saber que ningún gorila puede quitarle sus libertades.

PS: Sé que hay algún nuevo lector que está esperando ver imágenes de una historia mucho más alegre, la boda de Nacho e Isabel. Tendrán que esperar un par de días pero prometo que no defraudarán.

4 comentarios:

Mac dijo...

Sobre El Neurona recuerdo una vez que me paró en la entrada de una terraza con su frase:¡D.N.I.! Dado que el D.N.I. no lo llevaba, tenía 20 añitos y el carnet conducir recién sacado intenté razonar con el mostrandoselo e indicandole que si podía conducir podia entrar, era mayor de edad.Se produjo una pausa de un par de minutos mientras el sujeto me miraba e intentaba asimilar la información. Tras el intervalo de su boca sólo salió la frase: ¡D.N.I.!

Impagable

Anónimo dijo...

Al Neurona le dijeron que había que ser correcto con la gente y entonces surgió el "disculpe caballero.....DNI"
A mí me lo pidió para ver si era mayor de edad mientras que la que venía conmigo (que era mi prima de 15 o 16 años) me esperaba dentro.

Paul dijo...

Para acabar con estos atropellos, la cosa es sencilla: PEDIR LA HOJA DE RECLAMACIONES Y NO VOLVER.

Y al Neurona no lo conozco.

Anónimo dijo...

más de uno, más de uno estamos esperando lo de la boda de isabel y nos hemos subido al carro de puesfijate...