
En Tenerife teníamos un compañero de instituo muy fuerte y más bien cortito al que apodábamos El Neurona, precisamente porque le faltaban unas cuantas. El tipo terminó pidiendo los DNI a la puerta de las discotecas y resolviendo las peleas en el interior. Le recuerdo como un tipo bastante bruto pero a la vez entrañable. Recuerdo -corrígeme, Manolo, igual lo idealizo- que no le gustaba mucho la violencia, aunque acababa recurriendo a ella porque no tenía cerebro suficiente para resolver las broncas de otra manera. Los individuos que veo ahora en la puerta de los garitos me dan otra impresión: parece que están esperando tener un motivo, por nimio que sea, para abrirle la cabeza a alguno.
A cualquier otra hora del día y en cualquier otro lugar tiene graves consecuencias tocarle un pelo, o incluso levantarle la voz a un ciudadano. El agredido elevará la voz, reclamará sus derechos, llamará a la policía, se querellará y escribirá un carta al periódico. Pero ante la intimidación de uno de estos mequetrefes casi todo el mundo agacha la cabeza. Y no digo que haya que devolver los golpes -sería un camino seguro de acabar, con suerte, en el hospital. Pero sí al menos denunciar la injusticia.
Es muy triste, pero lo tenemos totalmente interiorizado: el Estado de Derecho queda suspendido en bares y discotecas la madrugada de los viernes y los sábados. Y lo peor es que los habituales de esos espacios son justamente los jóvenes, que han crecido en democracia y que deberían saber que ningún gorila puede quitarle sus libertades.
PS: Sé que hay algún nuevo lector que está esperando ver imágenes de una historia mucho más alegre, la boda de Nacho e Isabel. Tendrán que esperar un par de días pero prometo que no defraudarán.
4 comentarios:
Sobre El Neurona recuerdo una vez que me paró en la entrada de una terraza con su frase:¡D.N.I.! Dado que el D.N.I. no lo llevaba, tenía 20 añitos y el carnet conducir recién sacado intenté razonar con el mostrandoselo e indicandole que si podía conducir podia entrar, era mayor de edad.Se produjo una pausa de un par de minutos mientras el sujeto me miraba e intentaba asimilar la información. Tras el intervalo de su boca sólo salió la frase: ¡D.N.I.!
Impagable
Al Neurona le dijeron que había que ser correcto con la gente y entonces surgió el "disculpe caballero.....DNI"
A mí me lo pidió para ver si era mayor de edad mientras que la que venía conmigo (que era mi prima de 15 o 16 años) me esperaba dentro.
Para acabar con estos atropellos, la cosa es sencilla: PEDIR LA HOJA DE RECLAMACIONES Y NO VOLVER.
Y al Neurona no lo conozco.
más de uno, más de uno estamos esperando lo de la boda de isabel y nos hemos subido al carro de puesfijate...
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