viernes, 27 de febrero de 2009

33 años con la gorda

El 26 de febrero de 1976, tenía yo tres años, es el primer día con fecha exacta del que tengo recuerdo. Es una foto. Estoy con mi abuelo Manolo en la terraza de nuestra casa de Tenerife y hay una tormenta en el cielo. Un fenómeno rarísimo en Santa Cruz. Pero no recuerdo aquel día por la tormenta, si no por un suceso mucho más relevante: mi madre estaba a punto de dar a luz. Al día siguiente, el 27, nació mi hermana Beatriz. De ese día tengo dos fotos: con mi padre y mi hermana Dácil de la mano por la rambla camino de la clínica y de mi madre tumbada de lado en una cama del hospital. No me queda, en cambio, ninguna del nuevo integrante de la familia. No importa. Bastante tiempo he tenido después para conocer y tratar a mi hermana.

Yo era un niño gordo hasta aquel día y desde entonces empecé a cambiar y me convertí en lo que soy ahora: un piltrafilla. Muchas veces he oído el mismo diagnóstico para semejante cambio de metabolismo: celos. Sin embargo no recuerdo en absoluto haberlos sentido, y creo que es de esas cosas que no se olvidan. Tuvimos, eso sí, altibajos en nuestra relación: pasé de superprotegerla a martirizarla. Hasta que ella aprendió a defenderse con una dosis, pequeña pero cierta, de mala leche, de la que me temo soy culpable.

Luego me fui de Tenerife y empecé a verla con menos frecuencia. Así que notaba con más intensidad como cambiaba. Para empezar dejó de ser la gorda. De hecho pasó a estar bastante delgada. Mis amigos empezaron a decirme -y me dicen- que qué hermana más guapa tenía. Pero eso no era lo más sorprendente. Lo curioso es que aquella pequeñaja zurda a la que tratraba con paternalismo filial era en realidad un tía muy inteligente y lo que es más importante, muy ingeniosa. Descubrir que me reía con ella tanto como con Dácil, que ya es decir, fue un hallazgo. Y más aún darme cuenta de que había heredado de mi madre lo único que yo no heredé, la capacidad de escuchar, y que podía convertirla en confidente de mis delirios.

33 años después de aquella tormenta y después de cuatro de convivencia en 40 metros cuadrados que concluyeron con la reforma de mi casa, tengo que decir que además de una hermana tengo en ella a una amiga inmejorable. Quizá a la primera persona a la que le contaría un problema gravísimo. Porque es la que más se parece a mí: nos gusta la misma música de petardeo, las mismas películas e incluso la afición perversa por el karaoke. Incluso cuando he ligado con alguna amiga de Bea creo que el mérito ha sido suyo: porque al conocerme me han atribuido inmediatamente las mismas cualidades de bondad, inteligencia, ingenio y sentido del humor que veían en ella. Y eso significaba sumar muchos puntos de golpe.

Bueno, gorda. Que cumplas muchos más. Esta noche lo celebramos como sabemos: en el karaoke. Gafapastos y culturetas abstenerse.

lunes, 23 de febrero de 2009

Los versos de nuestra vida

Una vez le preguntaron a Jean Cocteau: "¿Si se incendiara el Louvre, qué cuadro salvaría?". E impasible respondió: "El que estuviera más cerca de la puerta". La anécdota la he leído referida a otros famosos y a otros museos, incluso a Woody Allen y el Metropolitan. Yo no sé qué cuadro salvaría del fuego pero si sólo pudiera salvar un disco de toda la discografía mundial que en la historia ha sido salvaría el de Serrat cantando a Machado. Las letras son joyas de la poesía española de todos los tiempos pero el milagro es que la música no desmerece: de hecho ahora se nos hace difícil leer algunos versos del poeta sin acompañarlos mentalmente con la melodía que le puso el cantautor.

El disco es maravilloso pero además no lo hemos conocido ayer. Forma parte de nuestra íntima memoria musical. Ahora que le doy al vinilo fue el primer disco que se me ocurrió traerme a Madrid de la casa de mis padres cuando gentilmente me cedieron su pequeña colección. Y hoy lo he recordado porque, demasiado tarde y gracias a mi tía Pilar, me he dado cuenta de que se cumplen precisamente 70 años de la muerte de Machado en Coillure. Tenía que haber atado cabos: hace una semana una amiga me dijo que se iba al publecito francés por el aniversario, no hice mucho caso y ahora caigo que me tenía que haber apuntado al viaje relámpago. Una de esas pequeñas locuras que hay que hacer y que se recuerdan siempre.

Lo arreglaremos. Con los primeros lirios y las primeras rosas de las huertas me prometo una excursión a Soria a recordar los lugares machadianos. Los habituales de Puesfijate están invitados, ya lo iremos organizando. Única música permitida en el vehículo, las versiones del poeta que hicieron Serrat y Paco Ibañez. Y una vez en la ciudad castellana, visita al Olmo, a la placeta del Mirón, al Espino, a la estación de San Francisco, al instituto, ahora Antonio Machado (donde por cierto mi madre fue años después, también catedrática de francés), a la ermita de San Saturio, a San Juan de Duero...

Terminamos con una anécdota graciosa para que el post no nos quede demasiado solemne. Un día, hace muchos años, le oí contar a Serrat de un concierto que dio en un recinto muy mal iluminado. Interpretaba precisamente el tema que incluimos hoy en el blog, Cantares, y mientras lo hacía se acercaba, sin darse cuenta, demasiado al borde del escenario. De pronto dio un mal paso y se cayó sobre el patio de butacas. Lo más cachondo del asunto es que sus últimas palabras antes de meterse el leñazo fueron aquellas de "golpe a golpe...". No pudo concluir la frase.

lunes, 16 de febrero de 2009

¡Atención! ¡Talento a precio de saldo!

Alguien dijo que el despertar es el momento más arriesgado del día. Y es verdad. Durante un segundo no sabemos aún ni quienes somos y uno puede ser un condenado a muerte en el último día de su vida o el príncipe azul que ha pasado la noche de bodas con la princesa prometida. Después nos cae encima la realidad, ni tan mala ni tan buena en la mayoría de los casos. Y se enfrenta uno con ella. Yo, desde hace unos meses, tengo mis primeros pensamientos del día para la puñetera crisis. ¿Habremos tocado fondo y empezado a recuperarnos? Pues no. Pone una la radio -lo primero que debe hacer uno después de hacer pis, según Juan Cruz, o no podrá considerarse periodista- y resulta que la situación está todavía peor que el día anterior.

Podría decir que la crisis no me afecta personalmente, o al menos estoy en el grupo menos perjudicado. Pero sí ha alcanzado a alguna persona muy próxima que ha perdido su trabajo, a algunos amigos en igual situación y a muchas personas muy queridas -antiguos alumnos, becarios de mi trabajo- que ni siquiera han podido encontrar aún un primer empleo. Egoístamente todos debemos estar preocupados: esto tiene mala pinta y nadie está seguro en su puesto. Pero como me considero una persona fundamentalmente empática -soy feliz cuando estoy rodeado de gente feliz, y a mucha honra- aunque me triplicaran el sueldo y me blindaran el contrato la crisis me seguiría teniendo jodido.

Cuando estábamos y hablábamos de los periodos de depresión económica con la alegría de quien habla de dolores de cabeza sin haber tenido una jaqueca, se recordaba una frase muy acertada, aunque pareciera sacada de un manual de autoestima, como tantas frases acertadas: donde hay una crisis hay una oportunidad. Algún listo diría incluso, parafraseando a Lisa Simpson, que en chino se usa la misma palabra para ambas cosas, aunque por lo visto eso es un disparate, como explican aquí. Bueno, da igual lo que digan los chinos. Lo cierto es que este parón económico ha dejado sin trabajo a muchísima gente.

A algunos los conozco. Están en mi familia, entre mis amigos, los he tenido de alumnos y como compañeros: son jóvenes, están muy cualificados, tienen mucho talento, buenas ideas, ganas de trabajar y de comerse el mundo. No quieren prostituir su valía pero tal y como está la cosa estarían dipuestos a trabajar por un salario modesto mientras sea digno. Sólo falta un empresario con la suficiente valentía para arriesgase en este momento. No tiene que ser un loco, ni un personaje de película de Capra. Tal vez sea el más listo de todos ellos: el que sepa calibrar todo el capital humano que hay por ahí suelto, que piense que dentro de no tanto tiempo las aguas volverán a calmarse, y decida hacerse con un equipo extraordinario a un precio de saldo.

Predigo que ése o esos valientes serán los grandes triunfadores de la crisis. Nunca el talento estuvo tan barato. Yo no tengo los millones de euros necesarios para montar una empresa pero por si acaso el sábado sellé un boleto del Euromillón. Con la quiniela no tendría bastante. Si me toca lo anunciaré aquí. Y les pediré que me manden su currículum.

jueves, 12 de febrero de 2009

Diez motivos para que el aeropuerto de Madrid no se llame Adolfo Suárez

El PP quiere presentar en el Congreso una proposición no de ley para cambiar el nombre del Aeropuerto de Barajas por Aeropuerto Internacional Adolfo Suárez. Yo estaba de acuerdo. Pero en el blog Mi mesa cojea, escrito por José A. Pérez, columnista del diario Público se enumeran diez razones, para mí convincentes, para no hacerlo, 10 frases que, tarde o temprano, acabaremos oyendo si la proposición triunfa. Como Puesfijate es un blog para ursulinas he suavizado algunas de las expresiones usadas por José A. Pérez. Espero que me perdone. Otras ha sido imposible matizarlas: buscar sinónimos equivalía a quitarles la gracia. Ahí van las frases.

1. Adolfo Suárez es la principal entrada de cocaína en España.

2. No me siento en casa hasta que cago en Adolfo Suárez (con perdón).

3. ¿Has oído lo del tío que lleva 4 años viviendo en Adolfo Suárez?

4. Adolfo Suárez no está preparado para los minusválidos.

5. Comparado con Adolfo Suárez, Charles de Gaulle es una porquería.

6. Adolfo Suárez tiene conexiones con JFK.

7. Última hora. ETA ha colocado un coche bomba en los bajos de Adolfo Suárez.

8. El lunes vomité en Adolfo Suárez.

9. Adolfo Suárez se colapsa todos los días.

10. Estoy del Adolfo Suárez hasta las narices.

lunes, 9 de febrero de 2009

Diez años sin Tip

Ayer se cumplieron diez años de la muerte de Luis Sánchez Polack, Tip, uno de los individuos con más gracia natural de la historia de España. Este vídeo va en su homenaje pero tengo que decir que ni éste, ni el archiconocido del vaso de agua, por ejemplo, reflejan bien el humor que llevaba este hombre dentro. Los guiones de los sketchs encorsetaban un poco a Tip, que era genial sobre todo improvisando. Como en en el Debate del Estado de la Nación, del programa de Luis del Olmo, en el el que participaba con Coll, Forges, Chumy Chúmez, Summers o Forges, entre otros. O como aquella vez que un grupo de humoristas fueron invitados al santo del Rey. Todos le llevaron un regalo, menos Tip, que le dijo: "Mira, como no sé muy bien lo que te gusta, te doy 200 pesetas y te compras lo que quieras".

jueves, 5 de febrero de 2009

Recetas de Capra para una crisis

En estos tiempos en los que uno se deprime nada más abrir el periódico con las cifras del paro, antes la inflación y ahora la posible deflación, y las debacles busátiles conviene volver a Capra para animarse un poco. A su archifamosa Qué bello es vivir y sobre a su menos conocida pero absolutamente imprescindible y actual La locura del dólar (American madness). La historia de Thomas Dickson, un banquero que en pleno crack del 29 insiste, contra el criterio de su consejo de administración, en seguir concediendo créditos a gente "honrada y cautelosa" para inyectar el dinero que saque a su país de la depresión.

Una persona da el primer pasito para convertirse en mala persona cuando deja de cumplir con su obligación con la excusa de "no ser el único tonto que lo haga". Y es que la regla que ordena el cerebro de la buena persona es precisamente el opuesto: "Seré el único idiota que actúe así [pagar los impuestos, guardar cola, tirar la basura a la papelera] pero es mi deber". Dickson es así, un banquero atípico precisamente porque piensa tanto en los demás como en sí mismo. Hemos festejado durante años al modelo opuesto, a los listos que sabían enriquecerse sin importar muy bien cómo en quince días. Pero son ellos los que nos han metido en el hoyo. Y aunque ingenuo, e ingenuas mis palabras, sólo los tipos como Dickson pueden salvar el mundo.

De esta película el espectador sale con una sonrisa. No revelaré el final, pero por lo que cuento deducirán que tiene un final feliz. Ya es hora de que vean algo así, si se han quedado con el mismo cuerpo que yo después de Revolutionary Road. A Capra los críticos le criticaban por su optimismo. Pero los amantes del cine de "cubo de la basura" como los llamaba el director estadounidense olvidan que la vida es en gran parte bonita o fea por cómo nos la tomamos. Capra no cuenta que el mundo sea un lugar objetivamente maravilloso, pero sí que podemos afrontar la realidad con mejor o peor ánimo. Él decide poner buena cara. Y probablemente ésa sea la estrategia más inteligente.

lunes, 2 de febrero de 2009

Una nevada inesperada

Proliferan estos días las discusiones sobre si la nevada del pasado 9 de febrero o la que tuvimos ayer fueron o no inesperadas. Ya tuvimos una discusión en el trabajo sobre ello. Yo opinaba que a principios de enero, con aviso de temporal de frío en toda España y previsión de nieve en la sierra sólo es relativamente sorprendente que caiga lo que cayó en Madrid. Vamos, que no lo veía para el titular, aunque sí para una pieza que explicara como giró la nube 50 kilómetros en el último momento: nada en realidad si tenemos en cuenta la inmensidad de la atmósfera. No voy a incidir en la polémica pero sí hablar de otra nevada, legendaria o real, que tuvo lugar hace 1700 años. Y así de paso hablamos un rato de historia, arte y religión, temas que sí interesan de verdad a Puesfijate.

Cuenta la tradición que una noche del año 358 de nuestra era un patricio romano y su mujer tuvieron el mismo sueño. En él la virgen María les pedía que construyeran una iglesia en el lugar de la ciudad donde nevara al día siguiente. Según otra versión, el papa Liberio, en aquel momento en el trono de San Pedro, tuvo el mismo sueño aquella misma noche. Lo cierto es que a la mañana siguiente apareció cubierta de blanca la cumbre del monte Esquilino, una de las siete colinas de la ciudad. La nieve marcaba el perímetro del templo y fue construido con el dinero de los patricios, que a todas estas no tenían hijos y no sabían muy bien qué hacer con su fortuna.

Lo sobrenatural del caso, y lo que lo convirtió en un acontecimiento milagroso, fue la fecha en la que se produjo: el 5 de agosto (¡toma predicción meteorológica!). Por eso se celebra en esa fecha tan peculiar la festividad de Nuestra Señora de las Nieves, a quien fue consagrada la iglesia. Un siglo después, confirmado el dogma de la maternidad divina en el concilio de Éfeso (431), el papa Sixto III construyó sobre ella la iglesia de Santa María la Mayor, una de las cinco basílicas patriarcales de Roma. El sueño del patricio o la erección de la iglesia de Santa María de las Nieves ha sido inspiración de numerosos artistas. Masaccio y Masolino pintaron en el siglo XV El Milagro de la Nieve, a petición de la familia Colonna. Y de Murillo se conserva en el museo de El Prado El sueño del Patricio (en la foto).

Una última curiosidad. No sé lo que haría o dejaría de hacer pero Liberio es, cronológicamente, el primer Papa que no ha sido aún canonizado por la Iglesia Católica, aunque sí por la Ortodoxa Rusa. Los 35 pontífices que le precedieron -y los 13 que le siguieron- son santos y él no. Así que de poco le sirvió el milagro. Qué interesantes me resultan estas historias que no vienen a cuento ninguno...