miércoles, 30 de septiembre de 2009

Madrid oculto y curiosísimo

El otro día fui a la Casa del Libro a buscar una guía de Madrid para mi primo Álvaro, que ha tenido el buen gusto de venirse a vivir a esta ciudad con su esposa, Monika. Le compré una normal, que cuenta las cosas y enseña los sitios que todo recién llegado debe conocer: la Puerta del Sol, el Prado, la Plaza de España etc. Pero al lado de las guías convencionales encontré un librito que llamó mi atención y que sigue llamándola cada vez que lo abro. Se llama Madrid oculto -no lo confundan con algunas páginas web con el mismo nombre que hablan de psicofonías ovnis y chorradas por el estilo- y es una manual estupendo de historias, leyendas, y curiosidades de un Madrid tan cotidiano como desconocido, por lo que deduzco después de leer el libro.

Verán, cuando estaba abierta la piscina de La Latina, que desgraciadamente en paz descanse, yo me iba las mañanas de los sábados desde mi casa hasta allí dando un paseo delicioso. Recorría Chueca, un tramo de Gran Vía, Sol, la Plaza Mayor y llegaba a mi destino. Creía que conocía perfectamente el trayecto pero después de leer esta guía práctica me he dado cuenta de la cantidad de cosas que me estaba perdiendo. Yo nunca me había preguntado porque había esas casas tan espectaculares en la estrechísima calle de la Reina -falta de visión de los especuladores que pensaban que la Gran Vía pasaría por allí. Ni porque la Gran Vía, que es una calle artificial no es recta sino curva -había que respetar las cuatro o cinco iglesias que marcan sus cambios de rumbo. Ni tenía idea de que al principio de la calle Arenal se fraguó la leyenda del ratoncito Pérez, que hasta tiene un museo allí en una antigua pastelería. Ni sabía quién era Luis Candelas, el de la cueva que hay al pie de la plaza Mayor. E ignoraba que una rama de palma en un balcón de la calle Mayor marca el lugar desde el cual el anarquista Mateo Morral lanzó una bomba a Alfonso XIII el día de su boda, en el atentado más sangriento en la ciudad hasta el 11-M.

Ahora sé eso y muchísimas cosas más. Que hay una estatua a Lucifer en el Retiro. Por qué a los madrileños se les llama gatos. O quién era el perro Paco, que como mi querido Kukín en Busto de Bureba, era una personalidad en la ciudad con entrada en los mejores restaurantes y hasta en la plaza de Toros. De todos los placeres de la vida uno de los más gratificantes es aprender cosas nuevas. Porque saber más cosas le hace a uno más feliz, por mucho que algunos byronianos -qué pereza- atribuyan su desgracia a motivos profundos e intelectuales. Y cuando esas novedades se refieren a lugares, a personas, a objetos conocidos a ese placer se añade la sorpresa de encontrar detalles ocultos en lo cotidiano. Tampoco es que antes yo fuera ciego y me haya vuelto un experto -no exageremos, sólo es un libro de 350 página- pero puedo afirmar que ese mismo paseo sería ahora mucho más interesante. Como lo es el del campesino que va por el campo y reconoce los diferentes tipos de árboles, encuentra las moras y las setas y pronostica que lloverá sin duda viendo las formas de las nubes.

El libro está escrito por un padre y su hijo, Peter -neoyorquino- y Marco -madrileño- Besas y, por las explicaciones que dan de casi todo- parece dirigido más bien a un público extranjero. Lo agradezco porque uno de los riesgos de elaborar una guía así sería dar demasiadas cosas por supuestas. Es muy riguroso. Aunque cuenta múltiples leyendas los autores han tenido la honestidad de separar los hechos históricos de lo probablemente inventado, aunque ello suponga rebajar la gracia de las anécdotas. Se publicó en 2007 y está actualizado a octubre de 2008 pero preveo una nueva edición para contar los últimos cambios de la semana pasada en la Puerta del Sol y para cubrir la demanda de los ejemplares que pienso regalar a mis amigos. Hacer publicidad de esta estupenda obra sólo tiene un problema. A mí me encanta hacer de guía turístico. Y si se difunde demasiado este libro no voy a poder presumir tanto de conocer casi en exclusiva anécdotas, leyendas e historias tan jugosas.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Dejen en paz a las hijas de Zapatero

El post de hoy no lleva foto, aunque habla de una, de la más vista, comentada, criticada, enviada y manipulada de las últimas 24 horas. La de los Obama con Zapatero, su mujer y sus hijas. El padre de las niñas ha pedido que no se difunda la imagen y como él es el responsable de algo tan importante como la imagen de sus hijas, mi modesta -e inútil me temo- contribución es hacerle caso. Otra cosa es que crea que el presidente del Gobierno se haya equivocado, que lo creo. Pero las dos chicas no tienen por qué pagar el pato de ese error y lo que es peor, porque se ha hecho con más premeditación, de la mala leche de mucha gente.

Zapatero ha sido torpe porque si no quería que se difundiera la imagen de sus hijas menores no tenía que haber permitido que posaran como lo hicieron en un lugar público que en ese momento era el epicentro del mundo. No es una estampa robada por un paparazzi, es prácticamente una foto de estudio. Quizá no sabía que las fotos que se tomaban en el acto se colgarían en una página web oficial, pero podía haberlo supuesto.

Sé que soy un poco antiguo pero creo que también se ha equivocado en permitir que fueran vestidas como fueron al acto. Cada sitio tiene su etiqueta y las niñas no iban a un concierto de un grupo gótico a Malasaña. Si las chicas se quieren vestir así me parece muy bien pero un padre responsable y un tipo que va representando a un país tiene que saber dónde está en cada momento. Esto último, sin embargo, tampoco me parece un delito y probablemente sea un prejuicio mío. Como digo, soy un poco antiguo.

Ya está dicho, el padre estuvo torpe. Pero lo que es absolutamente infame son las decenas de montajes elaborados en las últimas horas ridiculizando a los pobres chicas y que adornan a esta hora blogs y redes sociales. Creo que en esa etapa crítica que es la adolescencia tiene que hacer mucho daño el ver como te has convertido de pronto en motivo mofa general. Un escarnio multiplicado además por esa herramienta imparable y omnipresente, para bien y para mal, que es internet, un mundo virtual en el que prácticamente viven muchos niños de su edad. Lo dicho. Dejen en paz a las hijas de Zapatero.

martes, 22 de septiembre de 2009

Los cien grandes éxitos de Youtube

No sé quién carajo se ha molestado en montar este vídeo de cuatro minutos con imágenes de hasta cien grabaciones históricas de Youtube pero lo ha bordado. ¿Cuántas reconocen? Algunas, como la del penalty que se acaba estrellando en la cara del portero, se han visto en este blog. Otras, como la del niño que sale anestesiado del dentista y se pone a decir memeces son un clásico de este nuevo cine del siglo XXI. Tampoco hemos cambiado tanto: como en las películas mudas de hace un siglo, un elemento fundamental del humor sigue siendo el leñazo que se da el protagonista. En todas sus formas: resbalón, puñetazo, caída libre, choque frontal...

Warhol dijo, seguramente como una boutade, lo de que cada persona tendría en el futuro 15 minutos de fama. Y no sabía lo cerca que andaría de la realidad. Ríanse -aunque algunas imágenes son de llorar- un rato con cien tipos que tuvieron no sé si 15 minutos pero sí al menos 15 segundos de celebridad.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Larsson, en el armario

En Puesfijate no podíamos ser ajenos al fenómeno Larsson, la trilogía póstuma del escritor sueco que se ha leído todo el mundo este verano. Yo me he leído sólo el primer volumen y tengo que decir que hacía tiempo que no me enganchaba tanto un libro. Viniendo en autobús de Burgos una noche me pusieron en el asiento de detrás del conductor, el único de todo el vehículo que no tiene lamparita propia para no deslumbrar al chófer. Así que me pasé el viaje leyendo las aventuras de Lisbeth Salander a la luz del teléfono móvil, que llegó naturalmente sin batería a Madrid.

Algunos se preguntarán ¿es para tanto?. Y yo contesto: sí. Larsson no es el mejor escritor de la historia, ni mucho menos pero desde luego entretiene muchísimo, y por eso pasará la moda pero pervivirá su literatura, como dice Mario Vargas Llosa en un artículo muy comentado y enviado por los lectores de ELPAÍS.com. La misma opinión tiene un amigo mío, que no podía esperar a que saliera la tercera parte en español, se lo compró en francés. Si la gente devora 2.000 páginas en un verano es porque les gusta lo que leen, no creo que sea una adoración impostada. Para eso queda uno mejor fingiendo que le gusta leer a Proust o a Joyce, autores muchísimo más sutiles, difíciles y por tanto minoritarios.

Muchos de los devotos de este escritor sueco se habrán quedado desconsolados al terminar la trilogía. Ya está, eso era todo. Ya nunca leeré nada más de Larsson, habrán pensado. A esperar la siguiente novedad editorial. ¿Novedad? Quizá harían bien en rebuscar en sus estanterías y darle una oportunidad a alguna novela clásica que lleve allí acumulando polvo varias décadas y que son tan novedosas, para quien no las haya leído, como el último best seller. ¿Quién se lo ha leído todo? Cada año salen a las librerías cuatro o cinco libros -o quizá uno o ninguno- que nos deslumbran. Pero seguro que tenemos en casa una decena de ellos o más que nos encantarían a los que no prestamos atención sencillamente porque no son actuales.

Yo este verano además de leer a Larsson he sacado del armario Grandes Esperanzas, de Charles Dickens. Pedazo de novela. Me pasó igual con Secuestrado de Robert Louis Stevenson o Zalacaín el aventurero, de Baroja. Háganme caso, seguro que tienen una decena de tesoros inéditos en casa. Y ya que hablamos de Dickens: yo pensaba que era un escritor triste. Pero no. Cuenta cosas tristísimas pero uno cierra sus libros más alegre de lo que los empezó. Porque el bien siempre vence. Y porque tiene un extraordinario sentido del humor, el arma que puede vencer cualquier desánimo.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Paquito el chocolatero: manual de instrucciones

En el post anterior veíamos a las familias Marín y Kotlowscy bailando Paquito el chocolatero en Cracovia y hoy vamos a hablar de esta popularísima composición musical. Lo de popularísima lo sabe cualquier habitual de las verbenas y las cifras lo avalan. Según la denostada Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) Paquito fue la composición más interpretada en España en los últimos tres años, y por tanto, supongo que la que más derechos de autor generaría. Por cierto, que el chollo se acaba pronto. Según leo en la web de la SGAE los derechos de las composiciones musicales caduca 70 años después de la muerte de su autor y el compositor, Gustavo Pascual Falcó, falleció en 1946. Así que en 2016 sus herederos dejarán de cobrar cada vez que se interprete.

Paquito el chocolatero fue creado en 1937 como un homenaje de Pascual a su cuñado Francisco Pérez Molina, que tenía una chocolatería. Fue estrenada en las fiestas de Moros y Cristianos de Cocentania, la localidad alicantina donde vivía. Según muchas páginas -entre ellas la wikipedia y la página web oficial de la melodía, que la tiene- Paquito es un pasodoble. Pero yo sé que en algunas plazas de toros pitan a la banda cuando la interpreta porque en realidad es un pasacalles de Moros y Cristianos. En los comentarios de este blog he encontrado alguna información sobre esta polémica. Yo estoy con los puristas. No es un pasodoble ni de coña.

Y ahora llegamos al punto esencial de este post. ¿Cómo se baila Paquito el chocolatero? Un servidor, que lo ha bailado en decenas de fiestas de pueblo, en la boda de mi primo en Cracovia y hasta en la embajada de España en Panamá, ha identificado cinco estilos básicos que paso a detallar. Ruego a mis lectores que, si conocen alguna otra versión, lo cuenten en los comentarios.

1) Haciendo hileras. Es el método más tradicional. Los bailantes agarran por la cintura o por los hombres a sus vecinos de la izquierda y de la derecha y de cara a la orquesta van avanzando o retrocediendo según las indicaciones del cantante. Cuando llega la parte ésa del "hey, hey", se dobla el tronco alternativamente hacia delante y hacia detrás como los animalillos estos que salen en los documentales de la Segunda cadena. Ya me entienden.

2) En filas. En vez de engancharse a los vecinos de los lados se agarra uno a los hombros o cintura de un sólo compañero, en plan conga. La fila puede moverse libremente por el escenario o por la plaza o simplemente para adelante y para detrás, siguiendo las indicaciones de la orquesta. A menudo el cantante pide que se vaya variando la orientación de las filas: "Ahora mirando al Ayuntamiento... y ahora mirando a la iglesia...". Cuando suena el "hey, hey", que para esta versión en ocasiones se cambia por un soez "toma, toma" se hace el movimiento descrito en el punto anterior.

3) En filas con riesgo. En vez de enganchar la cintura u hombros del compañero, uno pasa el brazo por debajo de las piernas y se agarra de la mano con el compañero de atrás. Cuando suena el "hey, hey" se hace lo de siempre pero hay que tener cuidado porque el riesgo de lastimarse los bajos es notable.

4) Estilo mezquita. Es una variante de las tres primeras. Cuando suenan los "hey" los bailantes se arrodillan, se sientan sobre sus pantorrillas y estiran los brazos, levantando y bajando alternativamente el tronco como si emularan el rezo de los musulmanes. No olvidemos que Paquito es un pasacalles compuesto para la fiesta de moros y cristianos.

5) Estilo trainera. Mi favorito. Lo aprendí en Bilbao en los primeros años 90 pero veo que se ha extendido por todo el norte de España. En otras zonas, por ejemplo en Canarias, ni se conoce. Es una variante de los tres primeros estilos mencionados. Cuando suenan los "hey" los danzantes se sientan en el suelo, muy pegados uno detrás del otro (véase la foto, correspondiente a la boda de mi amigo Chechu) y simulan estar remando en una barca.

Paquito el chocolatero es muy bueno para la salud, individual y social. Primero para la mente, porque es una canción divertida, que alegra el corazón de quienes la bailan. La coreografía es participativa, contribuye a la socialización, al ligue y a la fraternidad entre las personas y los pueblos. También es simple: incluso aquellos que nunca bailan con la excusa de su torpeza pueden incorporarse sin hacer el ridículo. Además es sanísima para el cuerpo. Es un ejercicio exigente que implica y destentumece casi todos los músculos. Los cuatro primeros estilos mencionados arriba son muy buenos para fortalecer los dorsales y están indicados, si se practican con cuidado, para quienes padezcan de la columna. El quinto estilo, el de la trainera, es excelente para reducir la tripa y desarrollar los abdominales. Bueno ¿Qué? ¿Se animan?

PS: Colometa me ha dejado un comentario y un vídeo para mostrarme para que tipo de baile fue compuesto en realidad Paquito. Naturalmente , ya advertimos en el post que este tema es un pasacalles de moros y cristianos y ése es su verdadero sentido. Las modalidades arriba mencionadas son en cambio las más habituales cuando la música se interpreta fuera de dichas fiestas, en bodas, verbenas y saraos varios.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Lo mejor del verano

Bueno, se acabaron las vacaciones. Tampoco ha sido tan duro volver, ya les digo que estoy muy bien descansando y bastante bien en el trabajo. Tal y como anunciaba en un post anterior mis destinos han sido los dos habituales -Tenerife y Busto de Bureba- y Cracovia, a donde se desplazó la familia Marín prácticamente en pleno para asistir a la boda de nuestro primo Álvaro con Monika.

¿Lo mejor del verano? La boda, claro. Los Marín somos más bien sosos pero en estas fiestas nos desmadramos, arropados esta vez por los Soares, los amigos de Busto, de Castro, de Bilbao y de Polonia. Una ceremonia preciosa y una celebración extraordinaria, híbrida con lo mejor de las costumbres eslavas y españolas. Entre las nuestras exportamos de La Bureba una que no puede faltar en ninguna verbena de pueblo, ni en las bodas de mi familia: Paquito el chocolatero. Bailado en todas sus formas: conga, filas y, como no, en traineras.

Las vacaciones darán para algunos posts más en este blog. Pero vamos poco a poco que llevo casi un mes sin escribir y por hoy ya ha sido bastante. Asómbrense con nuestra magnífica coreografía.