lunes, 5 de febrero de 2007

A oscuras...sobre el cambio climático

El pasado jueves la francesa Alianza por el Planeta convocó a toda la humanidad a apagar las luces durante cinco minutos en un gesto contra el calentamiento global. La iniciativa, difundida ampliamente por Internet y voceado por los medios de comunicación, tuvo una repercusión mediática extraordinaria.

La respuesta al llamamiento fue bastante más modesta. Pudimos ver bonitas fotos de la Torre Eiffel o de la Puerta de Alcalá, pero quien esperaba ver alguna gran ciudad significativamente oscurecida se quedó con las ganas. Incluso algunos medios como ELPAIS.com sombrearon sus primeras digitales como muestra de apoyo. En España la demanda eléctrica cayó el 2,5% lo que supone que se rebajo cerca del 10% del consumo privado (20 millones de bombilas, según las cifras de algunos diarios).



Creo que como gesto fue algo bonito pero me pareció fallido. Apagar las luces cinco minutos no da la medida de lo que supone la lucha contra el cambio climático porque combatir el calentamiento global supone sacrificar en parte al desmesurado tren de vida que llevamos y que es ecológicamente insostenible. Y por eso creo que cualquier iniciativa para concienciar a la gente de este problema debe costarnos algo, debe suponer una cierta renuncia.

¿Qué tal dejar el coche en casa? (las jornadas sin coches en las grandes ciudades suelen resultar un desastre) ¿Qué tal ir a trabajar en el vehículo de esa compañera de trabajo que vive en nuestra calle y tiene nuestro mismo horario? ¿Qué tal bajar unos grados la calefacción de casa? ¿Qué tal pasar un día en verano sin aire acondicionado?

Medidas como estas me temo que habrían tenido aún menos seguimiento y no habrían dejado fotos tan bonitas como la de la Torre Eiffel (bueno, depende de lo guapa que fuera la compañera de trabajo). Pero nos habrían hecho reflexionar sobre un problema que no sólo tienen que resolver los de arriba y cuya solución pasa por renunciar a algunas de nuestras comodidas.

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