sábado, 20 de junio de 2009

Feliz 111 cumpleaños, señor Patch

Hace unos días hablábamos de Emma, recién llegada al mundo y hoy hablaremos de un tipo que está al otro extremo de la vida, aunque esperamos que aún tarde un tiempo en abandonarnos. Ayer, con dos días de retraso, felicité por e mail a Mr. Harry Patch. Cumplía 111 años, que se dice pronto. En realidad no me comunico directamente con él, sino con Nick, su amigo y representante ante el mundo. Él le lee mi correos, le entrega las postales que le envío y me mandó el año pasado una foto dedicada por el personaje. Un autógrafo que ocupa un lugar preferente en mi casa y del que estoy muy orgulloso. Porque Harry es un ejemplar único, en el sentido literal de la palabra: es el único superviviente de todos los soldados que lucharon en las trincheras de la Primera Guerra Mundial.

Creo que ya hemos escrito de él en otras ocasiones pero habida cuenta el mérito que tiene llegar a su edad no está de más citarlo al menos una vez al año. Patch nació en la región de Somerset, en Reino Unido el 17 de junio de 1898. La Reina Victoria aún era la soberana de Inglaterra y Cuba era todavía española aunque sólo lo sería 50 días más. En 1916 fue alistado por el Ejército británico para combatir en las trincheras. Por lo que he leído en un estupendo libro llamado Last Post, que cuenta los recuerdos de los últimos supervivientes ingleses de la Gran Guerra, Patch era un tipo sensible y pacífico que lo debió pasar muy mal durante el conflicto. Según su testimonio, disparaba a las piernas de sus enemigos para no causarles heridas fatales. En una ocasión se le murió un compañero en brazos: su última palabra fue "madre". Le dio la impresión de que no estaba despidiéndose, sino saludando a alguien. Luego se enteró de que la madre del soldado había muerto hacía tiempo.

Nuestro amigo no es el superviviente más viejo de la I Guerra Mundial. Ayer mismo su compatriota Henry Allingham se convirtió a sus 113 años en el hombre más viejo del mundo. Pero no sirvió en las trincheras, sino en la marina, y combatió en la batalla de Jutlandia. Ambos se encontraron el pasado 11 de noviembre en el 90 aniversario del fin del conflicto y son habituales, cada vez con menos frecuencia de actos de homenaje y recuerdo a sus compañeros. Hace dos años, frente a las tumbas del cementerio de guerra de Flandes, Patch dijo que ninguna guerra vale una vida humana. Y se confesó, no me extraña, muy perplejo. Perplejo de seguir vivo. "Cualquiera de ellos podía haber sido yo. Millones de hombres fueron a combatir a la guerra y es increíble que el único que quede sea yo", dijo. Hoy, en una residencia de ancianos de su región natal, con buena salud y buen humor, aunque un poco sordo, según me cuenta Nick, sigue rumiando su estupefacción. Que sea por muchos años.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Que linda historia... Y creo q sean 111 anos o solo 48 horas, tenemos siempre q vivir la vida muy intensamente, porque nunca sabemos cuanto tiempo estaremos aqui, y si nos toca estar aqui tantos anos como el, saber con cada ano que pasa que cada hora de ese ano mas fue vivida y disfrutada con intensidad.

Anónimo dijo...

111 años, ¡ráscate!

Anónimo dijo...

No entiendo muy bien por qué el de la marina con sus 113 años es menos importantes. ¿Es porque lo de las trincheras es más cinematográfico?

Anónimo dijo...

¡Y pensar que a mí me impresionaba que mi abuelo no hubiera podido haber participado en la Guerra Civil porque era demasiado mayor para alistarse!

Puesfijate dijo...

Sí, las trincheras son un icono de la I guerra Mundial, por eso me resulta más interesante el personaje...