martes, 2 de junio de 2009

Tósame encima, por favor

Acabo de ver en la televisión imágenes de dos centros educativos de Leganés (Madrid) afectados por la nueva gripe, antes mal conocida como gripe porcina. Si acabara yo de llegar de otro planeta o despertara de un coma de varios meses estaría aterrorizado. Las madres, entre asustadas e indignadas, se niega a llevar a sus niños a los colegios y auguran que en poco tiempo todos, niños y mayores estarán infectados. El apocalipsis.

Es comprensible. Llevamos semanas hablando de la epidemia y de las decenas de víctimas que ha causado. Que no son tantas, unas 99 muertes en todo el mundo, donde en ese tiempo han fallecido muchísima más gente en accidentes de tráfico, de hambre, de problemas cardiacos o incluso de resbalón en la bañera. Muchos medios han hecho amarillismo con este tema. Otros han sido rigurosos. Pero nuestra mente es selectiva y nos acordamos más de los muertos que de algunos detalles más importantes. Por ejemplo, que la enfermedad de momento es relativamente benigna, menos grave que la gripe común, y que no ha muerto en los países desarrollados ni un sólo paciente que no tuviera una enfermedad previa.

¿Y si muta el virus se preguntarán los más pesimistas? Es cierto, es una posiblidad. En sus primeros meses, la gripe del 18 también fue relativamente inofensiva. El primer caso se registró en marzo en Kansas y se extendió como una enfermedad respiratoria leve. Pero el agente causante del mal cambió y el 22 de agosto de aquel año se declaró un segundo brote entre los soldados estadounidenses que llegaban a Brest (Francia). Ahí empezaron los problemas serios y se disparó la mortalidad. Se extendió a todo el mundo con una lógica excepción: la gente que había pasado ya la enfermedad en su versión light estaba inmunizada y no la sufría otra vez.

Entiendo que los alumnos de Leganés tengan miedo y que las autoridades sanitarias intenten aislar en lo posible el virus, aunque sea bastante inofensivo. Pero el comportamiento lógico, si nuestros nervios nos los permiten, es precisamente acercarse a un foco de estos de la gripe, sea el cuartel de Hoyo o el colegio Isaac Albeniz y pedirle a un infectado que nos tosa encima. Pillaremos la gripe en su fase más leve, no tendremos problemas de abastecimiento de medicinas y decenas de médicos nos cuidarán mientras la fiebre nos sube hasta 37.5. Y así quedaremos inmunizados para siempre para este virus, aunque mute. Si se cumplen, que no se cumplirán, los pronósticos más funestos la enfermedad se convertirá en una gripe letal, faltarán los medicamentos y los servicios sanitarios no podrán atender a todos.

Pero ya estaremos a salvo.

Foto: Nataliej

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues sí, es un planazo. En vez de irse uno a tomar unas cañas a la salida del trabajo o a repatingarse en el sofá, acercarse al cuartel de Hoyo o al colegio Isaac Albéniz a que nos echen encima unas cuantas flemas.

Anónimo dijo...

Si se comercializara la flema de leganés yo iría a comprar un bote, pero no para inmunizarme sino para pillar unos días de baja. Vocacional que es una.

Anónimo dijo...

Una: imagínate que ni así te contagias, y encima te has tragado las flemas ajenas. Mucho mejor ir en camiseta y shorts a una sucursal bancaria con el aire acondicionado a tope. Seguro que pillas catarrazo y con un poco de suerte, hasta te dan un préstamo.

Anónimo dijo...

tu no sólo es que seas un pelín hipocondríaco, es que además tienes vocación de médico. Mira que has hecho cábalas a cuenta de la dichosa gripe. De todas formas, completamente de acuerdo: lo mejor es pillar la gripe en esta fase benigna y amén de unos días de baja, inmunizarse pour toujours. Confíemos en que el virus sea majete y no mute.