jueves, 6 de agosto de 2009

El maldito trabajo

El martes es mi último día de trabajo así que como mucho publicaré uno o dos posts más además de éste: Puesfijate también se irá un mes entero de vacaciones. A la vuelta les contaré cómo me ha ido en estos 30 días que de momento tienen tres destinos confirmados: Busto de Bureba, en Burgos; Cracovia; y Canarias, seguramente, y como siempre, Tenerife y La Gomera. Traeré material gráfico, muchas anécdotas, y, espero las neuronas recargadas para intentar contar algo entretenido o ingenioso.

Estos días en el trabajo se habla mucho de vacaciones, lógicamente. Hay dos castas diferenciadas por el ánimo, el tema de conversación y el color de la piel. Los que se han ido, a los que se distingue porque están más morenos, deberían ser los más relajados pero vienen deprimidos de haber terminado ya sus días de descanso y aburren al resto con la exposición de sus fotos, un coñazo sólo comparable al del amigo que con toda su buena intención te enseña los 200 retratos que ha tomado a su hijo recién nacido. Los que no se han ido, que pertenecen a la casta del hombre blanco, están excitados y cuentan los días, horas y minutos que les faltan para largarse.

Entiendo que los que regresan estén un poco tristes, no es lo mismo estar tumbado en la playa que en el trabajo aguantando al jefe. Pero siempre me han parecido exageradísimo el desánimo que trae la gente de vuelta de vacaciones. Se escucha cada cosa... "no tenía que haber vuelto", "esto es una depresión", "que horror regresar"... que uno acaba preguntándose si de verdad son tan abominables nuestros trabajos. Se ve que la frase de Dios a Adán cuando lo echó del Paraíso -"ganarás el pan con el sudor de tu frente"- no era, como podría pensar un optimista, un estímulo al esfuerzo y la realización personal, sino lo que siempre nos temimos: una maldición bíblica.

Verán. Yo trabajo en un gran periódico. La gente está muy bien pagada, salvo en mi sección, pero ése es otro tema. Mi profesión es absolutamente vocacional, nadie está en ella porque su padre le obligara o para ganar mucho dinero. Hay muchísima gente que mataría por ocupar nuestras sillas y de hecho todos nos sentimos los reyes del mambo cuando nos sentamos en ellas por primera vez. Pero la vuelta de vacaciones sigue siendo un drama. Y eso quiere decir que algo falla. ¿Nos hemos vuelto unos señoritos? ¿Hemos perdido la ilusión? ¿Tanto nos machacan? Ya sé que el hecho de que haya gente más jodida no alivia a nadie. Pero a veces viendo las escenas del final del verano me pregunto ¿Cómo será la vuelta al trabajo de los policías iraquíes? ¿Con qué ánimo volverán de vacaciones -si las tienen- los mineros chinos? ¿Qué se dirán tras irse unos días de descanso los tipos que gestionan los basureros de Bombay? Me gustaría verles por un agujerito pero no sé por qué me da que no se quejarán tanto.

Foto: Lolita (Flickr)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Como se nota que estamos todos de vacaciones! Pásatelo muy bien, Berni, y no desbarres mucho. Sobre todo en Busto, que tiene mucho peligro

Anónimo dijo...

holaaaa Berni
tienes razón, ser periodista es un lujo, aunque claro, el poco dinero es el problema... ojalá se nos remunerara directamente proporcional a nuestra vocación... en fin... que ojalá que un día vengas a Bombay a ver a los basureros, será un placer acompañarte.
besos, la vaca parada.