jueves, 19 de noviembre de 2009

Risas enlatadas

¿Quieren introducir en sus lugares de trabajo un elemento de distensión, para liberar tensiones de vez en cuando? No, no les voy a recomendar que cuelguen un saco de boxeo del techo de la oficina, es algo más sencillo. Incluyan en el escritorio de su ordenador un botón de risas enlatadas, ésas que suenan en las comedias y que, según algunos, insultan a la inteligencia del espectador indicándole cuándo tiene que desborregarse. Es muy fácil hacerlo: se baja uno de internet (aquí por ejemplo) un archivo de sonido y cada vez que la ocasión lo requiere, pincha y se escuchan las carcajadas.

Si alguien pregunta si es cierto que va a haber una subida generalizada de sueldos, lo aprieta (risas enlatadas). Si viene el jefe y pide para dentro de una hora un trabajo que requerirá siete, lo aprieta (risas enlatadas). Si alguien sugiere que tal vez determinado departamento podría encargarse de una tarea cuando faltan diez minutos para que sus integrantes salgan pitando para sus casas, lo aprieta (risas enlatadas). De hecho hemos pensado otorgar en Navidad un premio con ese nombre a la frase más jocosa del año.

Las risas enlatadas, según leo por ahí, sonaron por primera vez en televisión en 1950 en The Hank McCune Show. Fueron inventadas por un técnico estadounidense llamado Charles Douglass. Cuenta el breve pero interesante obituario que le hizo The New York Times que murió en 2003, a los 93 años. Por la misma fuente me entero de que Douglas concibió una máquina de risas, que hoy incorpora desde carcajadas a pequeños suspiros, que puede combinar 40 sonidos distintos y -lo más interesante- que incluye ejemplos de risas de gentes de otras culturas, que por lo visto expresan su regocijo de manera muy distinta a los americanos. Lo que no dice es si sus dos hijos o su mujer -31 años más joven que él- cobran algún tipo de derechos de autor.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno, aunque con mi jefe y mi curro más valdría ponerlas como hilo musical.

Anónimo dijo...

Ber, ya está en el cine la última de Sam Mendes, corre a por tu entrada. RISAS ENLATADAS.

Anónimo dijo...

Las risas enlatadas son uno de los espectáculos más bochornosos y más molestos que he sufrido. Recuerdo ver "Las chicas de oro" con y sin risas enlatadas (el orden cronológico era primero sin y luego con): perdía mucho la serie cuando iba acompañada de risas. Pero hay otro fenómeno que me encanta observar y que viene a cuento porque es también acústico. Se trata de los aplausos (no enlatados) de los asistentes a algunos programas de opinión. Si tienen acceso a Tele Madrid, prueben a observar a quién aplauden los espectadores. Hagan lo mismo luego con La Noria de tele 5. Verán qué retrato mas fiel de eso que se llama las dos Españas.