lunes, 23 de febrero de 2009

Los versos de nuestra vida

Una vez le preguntaron a Jean Cocteau: "¿Si se incendiara el Louvre, qué cuadro salvaría?". E impasible respondió: "El que estuviera más cerca de la puerta". La anécdota la he leído referida a otros famosos y a otros museos, incluso a Woody Allen y el Metropolitan. Yo no sé qué cuadro salvaría del fuego pero si sólo pudiera salvar un disco de toda la discografía mundial que en la historia ha sido salvaría el de Serrat cantando a Machado. Las letras son joyas de la poesía española de todos los tiempos pero el milagro es que la música no desmerece: de hecho ahora se nos hace difícil leer algunos versos del poeta sin acompañarlos mentalmente con la melodía que le puso el cantautor.

El disco es maravilloso pero además no lo hemos conocido ayer. Forma parte de nuestra íntima memoria musical. Ahora que le doy al vinilo fue el primer disco que se me ocurrió traerme a Madrid de la casa de mis padres cuando gentilmente me cedieron su pequeña colección. Y hoy lo he recordado porque, demasiado tarde y gracias a mi tía Pilar, me he dado cuenta de que se cumplen precisamente 70 años de la muerte de Machado en Coillure. Tenía que haber atado cabos: hace una semana una amiga me dijo que se iba al publecito francés por el aniversario, no hice mucho caso y ahora caigo que me tenía que haber apuntado al viaje relámpago. Una de esas pequeñas locuras que hay que hacer y que se recuerdan siempre.

Lo arreglaremos. Con los primeros lirios y las primeras rosas de las huertas me prometo una excursión a Soria a recordar los lugares machadianos. Los habituales de Puesfijate están invitados, ya lo iremos organizando. Única música permitida en el vehículo, las versiones del poeta que hicieron Serrat y Paco Ibañez. Y una vez en la ciudad castellana, visita al Olmo, a la placeta del Mirón, al Espino, a la estación de San Francisco, al instituto, ahora Antonio Machado (donde por cierto mi madre fue años después, también catedrática de francés), a la ermita de San Saturio, a San Juan de Duero...

Terminamos con una anécdota graciosa para que el post no nos quede demasiado solemne. Un día, hace muchos años, le oí contar a Serrat de un concierto que dio en un recinto muy mal iluminado. Interpretaba precisamente el tema que incluimos hoy en el blog, Cantares, y mientras lo hacía se acercaba, sin darse cuenta, demasiado al borde del escenario. De pronto dio un mal paso y se cayó sobre el patio de butacas. Lo más cachondo del asunto es que sus últimas palabras antes de meterse el leñazo fueron aquellas de "golpe a golpe...". No pudo concluir la frase.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me apunto al viaje a Soria. Así recordaré momentos de mi más tierna infancia, e incluso alguno especialmente trágico: como el patrón de Soria es San Saturio, buenas amigas de mi madre le aconsejaban llamarme Saturia, un nombre que, a qué negarlo, imprime carácter.
Afortunadamente, mi progenitora anduvo ahí rápida de reflejos.

Anónimo dijo...

Lo que más me ha impresionado de este septuagésimo aniversario de su muerte es ver la foto de Machado en sus últimos días y recordar que en la pensión de Madame Quintana que tan generosamente los acogió en Colliure, los hermanos Machado (¿era Juan el que lo acompañaba en aquél momento?) no bajaban nunca a comer juntos.Por una razón muy simple:sólo tenían una chaqueta y tenían que ponérsela por turnos. No sé si la anécdota es cierta pero en todo caso, el poeta ya había escrito
..y cuando llegue el día del último viaje
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar
me encontraréis a bordo ligero de equipaje.....

Anónimo dijo...

yo también quiero ir a soria!!
avisa.
besos

Anónimo dijo...

Me apunto al viaje por donde traza el Duero su curva de ballesta, iremos a Garray y haremos una defensa numantina en Los pajaritos.
Y en san Juan a caminar sobre las brasas...
Iré con un bebé si a nadie le importa.
¿Podremos poner un poco de Labordeta, no?
Saludos.