
El libro se llama Diario del año de la peste y fue escrito por Daniel Defoe, el celebérrimo autor de Robinson Crusoe. Y recomiendo que se lea dentro de unas semanas porque su lectura, unida al bombardeo caótico y alarmista de algunos medios estos días pueden provocarle un ataque de pánico. Luego, cuando todo pase, puede servir para entender de la que nos hemos librado y por qué hay que extremar las medidas de seguridad, aunque nos parezcan exageradas. La novela es el relato, a modo de diario, de un ciudadano de Londres durante los años 1664 y 1665, cuando la peste devastó la ciudad. Lo leí hace años pero recuerdo la minuciosa descripción que hace de la epidemia, el recuento de casos por barrios, sus elucubraciones sobre el origen y la expansión de la enfermedad, y su reflexión sobre la acciones humanas en tiempos de crisis extremas: unas valientes y otras miserables que serían impensables en tiempos de calma.
A esta novela llegué por otro libro absolutamente recomendable, El olor de la guayaba, una conversación entre García Márquez y el periodista Plinio Apuleyo Mendoza, anterior a la concesión del Nobel. El escritor colombiano citaba el libro entre sus favoritos. Y de hecho enredando en Internet me he enterado de que en 1978 se llevó al cine la película El año de la peste, basada en la novela de Defoe, con guión del propio García Márquez y de Juan Arturo Brenann. El argumento, según la página cinemexicano es el siguiente:
"En una ciudad mexicana se presenta un brote epidémico sin que las autoridades hagan caso las advertencias de los especialistas. Ante la magnitud de los daños, el gobierno decide controlar la información y organizar brigadas represivas disfrazadas de grupos de fumigación, entre otras medidas para distraer la atención y evitar el pánico entre la población. Por su parte, la sociedad finge que no pasa nada, mientras la ciudad se llena de cadáveres."
Una trama terrible y fascinante. Espero verla pero, lo entenderán, cuando todo esto haya pasado. Será pronto porque ahora es distinto: hemos hecho caso a las autoridades. Lo contaré en otro post.
Foto: Daniel Defoe (Wikipedia)