lunes, 27 de abril de 2009

Una bonita historia de amor

Hay quien cree que determinadas historias bonitas sólo pasan en las películas y en las novelas rosas. Pero a veces también suceden de verdad. Hoy vamos a contar una de ellas. Con tantas noticias sobre atentados, asesinatos, descalabros económicos y ahora también gripes porcinas no está mal de vez en cuando fijarnos en un cuento de hadas de la vida real. Éste me la contó Jacqueline Pirkelbauer, una chica austriaco-mexicana a la que conocí en Lisboa y a la que serví de gustoso guía en una reciente visita a Madrid. Es la historia de sus padres.

Nos situamos en un verano de finales de los 60. Un joven austriaco que trabajaba en Canadá, se fue de vacaciones en coche con un amigo alemán hasta Acapulco, en la costa del Pacífico mexicano. Allí, de casualidad, conocieron a dos hermanas. Ellas tomaban horchata en una zumería y los chicos, como excusa para ligar, les preguntaron por esa extraña leche con hielos. La bobería surtió efecto. Ellos no hablaban español ni ellas alemán o inglés pero se formaron dos parejitas y los cuatro pasaron un mes estupendo juntos en México.

Luego les tocó a los chicos volver al trabajo a Canadá. Se siguieron escribiendo postales, con cuatro palabras en cualquier idioma, pero eso también se acabó. Y así pasó un año. Y de pronto un día el austriaco y el alemán decidieron que tenían que casarse con las manitas y volvieron a buscarlas a México DF, donde residían. Como buscar una aguja en un pajar. La familia, que tenía 11 hijos, era prácticamente nómada. Se mudaba constantemente de casa huyendo de los acreedores. Una antigua compañera de trabajo de una de ellas les dio una pista. Y ésta siguió otras, como en una novela de detectives. Al final las acabaron encontrando y les pidieron matrimonio, aunque ellas ya se disponían a casarse con otros. Tuvieron éxito desigual. Al alemán le dieron calabazas. Pero el austriaco arrancó el sí a su chica pese a las advertencias -lógicas- del padre de la joven: "No le conoces, no sabes sus costumbres, no sabes su idioma...". Se casaron y hoy cumplen varias décadas de muy feliz matrimonio. Y tres hijos, entre ellas mi amiga Jacky.

La historia es preciosa. Pero, como tantas películas que hemos visto en el cine, tiene una lectura peligrosa. De tanto leer cuentos de princesas azules podemos llegar a pensar que una aventura así nos está esperando, en algún momento de nuestras vidas. Podemos sentarnos a esperar a que nos pase sin que eso suceda nunca. Y perdernos mientras tanto otras cosas bonitas, con un arranque menos romántico pero igualmente felices. Porque lo realmente valioso de esta historia no es su inicio, bastante novelesco. Sino que estos señores se sigan queriendo como el primer día después de 40 años.

Foto: AcapulcO, por YeahjaleaH

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Estadísticamente la historia es imposible pero ¡qué carallo! ha sucedido. Ahora, lo de sentarse a esperar que otro tanto nos ocurra es de simples; entre otras cosas porque el austríaco y el alemán de la historia hicieron de todo menos quedarse quietos.

Anónimo dijo...

La historia es fantástica. Y más increíble aún que los 40 años de feliz matrimonio me parece haber encontrado a una familia nómada en México DF. Eso sí que es una bonita historia de perseverancia

Anónimo dijo...

¿Y quién pagó las cuentas de los acreedores? ¿El alemán después de recibir calabazas? Eso sí que hubiera sido el colmo del amor.

Anónimo dijo...

Muy bonita historia, pero como que te falto detalle al contarla, y aunque se que esto es un blog, me dieron ganas de soltarme a escribir y crear algo de verdad maravillso. Aunque ya es tarde y siempre que inicio con alguna historia inventada de amor termina siendo un mosnstruo sin nada en especial.

Bonita historia, el sueño de toda mujer.

Anónimo dijo...

"El paraiso lo creamos nostros. Te quiero. Tu Papi. Marzo 1991." Hace unos anos decidi ordenar cajas de viejas fotos y recuerdos. Ese dia estaba yo triste, habia pasado por una decepcion amorosa de esas dificiles... En esas cajas encontre cosas q me hicieron reir y sonreir, de repente, entre todas esas cosas encontre un pequeno post-it con esa frase. No recuerdo por que motivo me dio mi padre ese papelito en 1991, ni recordaba haberlo recibido. Tal vez en 1991 no me marco tanto esa frase o no la senti importante, pero ese papelito espero en esas cajas casi 15 anos para aparecer en el momento en q mas lo necesitaba...

Anónimo dijo...

... La historia d mis padres puede sonar tanto a una gran locura como a una romantica aventura, pero lo q realmente la hace una historia de amor es como tu dices el "final feliz"... Pero una historia de amor no se hace sola, no "cae del cielo", no aparece si nos quedamos "sentados a esperar". Creo q como tu dices no tenemos q esperar nada sino simplemente disfrutar intensamente de las cosas bonitas y ser felices . Y si entre esas cosas tenemos la suerte de descubrir algo mas bonito y especial de lo normal (no necesariamente tiene q ser un principe azul, o una sirena), entonces podemos pensar en crear algo. Porq lo lindo de las historias no es solo su inicio, sino el rumbo q llevan, y eso ya depende de nosotros. La historia no hubiera acabado en un final feliz, si mi padre no hubiera ido a buscar a mi madre por todos lados y si mi madre no hubiera tenido la loca idea de aceptar al loco q la fue a buscar. Pero ahi no acabo el esfuerzo d los dos, porq si una relacion es dificil, imaginate una en la que ninguno de los dos habla el mismo idioma, y lo peor no es el idioma, sino las costumbres tan diferentes y las diferentes mentalidades. Seguro no fue facil, y el final feliz no vino solito... Pero tal vez por eso hoy se quieren aun mas que en el primer dia... Si, creo q mi padre tiene razon, el paraiso lo creamos nosotros. Esta frase es tan romantica como al mismo tiempo realista y por eso me encanta. El paraiso suena tan magico, tan lindo, tan romantico, pero para llegar a el no es facil, tenemos primero q saber q es al paraiso a donde queremos llegar y saber q cuando nos cautive la sonrisa de alguien q esta bebiendo horchata, q tal vez no sera facil, pero q posiblemente valdra la pena irla a buscar hasta el fin del mundo.

Mary dijo...

Para algunos esto podria ser una tonteria pero para los que tienen mejor percepcion pueden encontrar otro fondo de la historia , no se mostro en esta historia los problemas pero no habia necesidad de hacerlo porque lo que uno recuerda cuando envejece no son las cosas feas , solo recuerdas las mejores , claro que las cosas malas o trabajo que tuviste para que se tornaran buenas te sirvieron , pero es mejor recordar lo bueno , yo encontre un hombre bueno casi de la misma manera , la ventaja que tuvimos que hablamos el mismo idioma, saludos para todos lo involucrados en esta historia y para los que tengan una historia de amor parecida :)