martes, 12 de enero de 2010

Mi móvil y mi ordenador no se quieren

Lo de hoy no es un post, es un desahogo. Les cuento. El 4 de enero estuve en Tenerife por segunda vez estas Navidades para asistir a la tradicional cena de Reyes con mis amigos de toda la vida. Creo que alguna vez ya hablé de ella: comemos, bebemos y repetimos las mismas anécdotas y tonterías que llevamos rumiando 20 años y que hemos incorporando al acervo de nuestros entrañables disparates (ver aquí la crónica de 2008 y aquí la de 2009). Muchas de esas bromas sólo nos pueden hacer gracia a nosotros, precisamente porque somos un grupo y forman parte de nuestro código compartido.

Por ejemplo, entre otras bobadas nos da por imitar a un periodista deportivo muy cursi que hacía crónicas de fútbol para televisión española hace años y algunas de cuyas frases nos aprendimos de memoria. Mi amigo Manolo -un abogado de lo más serio de Santa Cruz, no se vayan a creer-y yo somos los principales guardianes de semejante tesoro memorístico. Y después de la cena nos dio por repetir la disparatada cantinela sobre los dos goles de Luis Pérez en un partido de la Real Sociedad o sobre unas gaviotas que sobrevolaban el Calderón en no se qué partido del Atlético de hace 15 años.

Puesfijate que tengo en mi móvil grabado ese estupendo documento y pensaba mostrarlo aquí, para que calibraran el grado de insania mental que padecemos. A las 11 de la noche me puse a ello. Y -aquí viene mi desahogo- me han dado la 1.30 sin conseguirlo. Me rindo. Mi móvil no deja enviarlo por MMS porque dice que hay que editarlo primero. Pero tampoco me deja editarlo, sabe Dios por qué. Mi ordenador puede conectarse con mi móvil para enviarle datos por bluetooth, pero no puede recibirlos. He intentado cambiar la configuración de ambos durante dos horas. He insertado no se qué CD en mi ordenador. He conectado el teléfono al Mac mediante un cable. He tocado -creo- todas las teclas posibles de mi Nokia N70. Me he leído de arriba a abajo un manual de instrucciones tan poco didáctico como la mayoría. Y al final sólo he logrado cambiar todos los archivos de sitio y ahora casi no los encuentro.

Al final llego a la conclusión de que mi ordenador y mi móvil no se quieren, sin más. Uno tiene celos del otro porque cuando salgo de casa me lo llevo conmigo y el otro odia a su rival porque paso mucho más tiempo con él, horas en ocasiones. Una explicación tan absurda como satisfactoria, porque después de dos horas y media de perder mi apreciado tiempo lo último que me apetece es encima considerarme un inútil.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo no entiendo lo que usted dice, joven, pero debe ser algo muy complicado. Parece que tiene usted dos aparatejos y que no hay manera de que se comuniquen entre sí. Hasta ahí llego; pero permítame decirle que parece usted una persona muy capaz y muy preparada.

Anónimo dijo...

Vas a tener que cambiar lo que pone en tu perfil de "levemente tecnófobo"....

Anónimo dijo...

Y que se prive al mundo de semejante docuemento por una pelea de artilugios...

Anónimo dijo...

Me ha recordado un poco a una canción de Juan Pardo en el que contaba los celos que se tenían su piano y su guitarra. Puro surrealismo.

Anónimo dijo...

Berni, quizá te pueda ayudar en esto. No sé, es una solución semiprofesional pero efectiva para lo que necesitas. Si, al menos, tu móvil te deja reproducir esa insania, y se escucha sin problemas, descárgate esta aplicación gratuita para mac:

http://audio-hijack.softonic.com/mac

Es muy sencilla de utilizar y te permitirá grabar el audio de tu móvil a la fuente de entrada de audio de tu mac, generando un mp3. (no te preocupes, no te joderá el ordenador). Si no he llegado tarde y te animas, dame un toque (ahora no eh, que empieza la peli).

Un Charly de la vida!

Puesfijate dijo...

¡Gracias, Charly, pero la escena también hay que verla, no basta con el sonido...! Un abrazo