domingo, 23 de septiembre de 2007

¿De qué van a vivir los escritores?

Hace unos meses hablábamos aquí del deseo de Leon Tolstoi de renunciar a los derechos de sus obras. Quería eliminar todas las restricciones para que su obra llegara al mayor número de personas posible.

Naturalmente, cualquiera puede renunciar a sus derechos de autor, aunque le cause un disgusto con su mujer como a Don León. El problema se planteará si el desarrollo de la tecnología, en concreto el del papel electrónico, acaba poniendo contra las cuerdas a quienes quieran seguir cobrando por sus obras. La hipótesis es poco probable a corto plazo: a casi nadie le gustaría leer Guerra y Paz en un ordenador. Pero si se desarrollan pantallas cada vez más planas, flexibles, como hojas imitando a un libro quizá más gente empiece a bajarse novelas con el e-mule, igual que ahora se bajan música. Un fenómeno imparable, nos guste o no.

Si esa posiblidad se hace real ¿De qué van a vivir los escritores? Mario Vargas Llosa da una pista en su Piedra de Toque de hoy en EL PAÍS (lo siento, creo que es de pago). Relata el novelista hispano-peruano cómo Charles Dickens, tras alcanzar fama universal con sus novelas, viajó de teatro en teatro para contar a un público entregado esas mismas historias que le habían hecho célebre. Así ganó más dinero que todos sus libros y artículos en toda su vida. Yo no lo veo tan descabellado. ¿No decimos también que la salida de los músicos es dar conciertos ahora que toda su industria se tambalea?

4 comentarios:

Yulendys Jorge dijo...

Berni, aunque las compu vengan con pantallas planas y lo más parecidas a un libro, prefiero los folios. Nada reemplazará el olor de la tinta impresa, el sonido de las hojas que se rozan cuando les das la vuelta en la noche quieta, poder subrayar, llevártelo en el bolso... leerlo donde quieras sin pre requisitos tecnológicos... en fin, Berni, que soy análoga... :)

Anónimo dijo...

Y qué decir de ese dolor agudo que produce la puta hoja al sajarte el dedo.

A todo se hace uno y con estos pisos tan pequeños mejor no acumular papel. Como decía mi padre, en la estantería, la Biblia y El Quijote. El resto, formato digital.

Anónimo dijo...

Ya lo dec�a Umbral, que �l hab�a ido al programa de la Mil� a HABLAR DE SU LIBRO.

Yalo dijo...

Voto por la era digital. Y también por el olor de los folios, como dice Yulen. Todo depende. Cuando un autor hace público sus escritos corre el riesgo de que lo pirateen, de que lo plagien. El, ellos, lo saben. El lío es, ciertamente, de qué vivirán entonces. Me parece que deberían buscarse un oficio más “decente”. Alternar la escritura con otras actividades –algo parecido deberían hacer los pastores de iglesias-. Casi todos aseguran que escriben por pasión, porque les llena, porque lo consideran una necesidad. ¡Qué falsos me parecen! ¡En el fondo son ambiciosos, megalómanos! Pues bien, el arte no debería cobrarse, no como nos lo quieren cobrar. Es más, hay autores que deberían pagar por ser leídos. La piratería está justificada en estos casos. ¿Que se trata de un esfuerzo sobrehumano? ¿Horas y horas de creación, cuando el resto se la pasa frente a la TV? Es su decisión. La vida entera no será suficiente –lamentablemente- para leer todos los libros que se editan a diario. Los escritores que escriban por amor al arte, cuando puedan, no tenemos prisa. Aquí no entra, claro está, nuestro amigo Luis Leante, que ha dejado muy en claro que no piensa vivir de los libros, lo que significa que no se torturará en tener todos los años un tomo nuevo en las estanterías. Y.