lunes, 11 de mayo de 2009

Nuestros primos

En el último post hablábamos de cerdos y filosofábamos un poco sobre ética, ganadería y alimentación humana. Sin llegar a ninguna conclusión, como siempre. Hoy les ofrezco un vídeo que confirma lo parecidos que son los animales, sobre todo algunos, a nosotros. Ya sé qué lleva rulando por la red un año, pero a mí no me la mandó mi compañera Carmen Morán hasta la semana pasada (gracias, Breña). Así que es de rabiosa actualidad para Puesfijate.

El documento muestra una escena cotidiana en una familia o manada de chimpancés, lo que sea. Pero si les quitan todo ese pelo y los visten como personas podría ser perfectamente un incidente en el seno de un grupo de homo sapiens, sus primos. La familia se ha ido al campo a pasar el fin de semana. Los niños están insoportables y llevan todo el día peleándose. Así que en un descuido, el pequeño Caín, tras comprobar que nadie le está mirando, empuja a su hermano Abel al río. La madre, que sabe que Abel no sabe nadar -por lo visto ningún chimpacé sabe- se lanza gritando hacia el agua para salvar a su pequeño, lo rescata y lo abraza tiernamente. Su marido y su cuñado, que la acompañan, tienen una reacción más masculina, se acercan decididos al río con gesto grave pero no pierden la compostura. Mientras, el pequeño Caín se escabulle entra las piernas de su padre y se aleja del lugar del crimen para evitar una reprimenda.

Darwin era un gran sabio. Pero su mayor virtud tuvo que ser tener un gran sentido común. ¿Cómo es que los hombres vivimos miles de años sin caer en la cuenta de quienes eran nuestros primos?

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¡El vídeo es precioso! Qué mona la madre protegiendo a su bebé después de rescatarlo. Y qué propio de los machos permanecer en un discreto segundo plano mientras mamá orangutana salva al chiquitín

Anónimo dijo...

Ay, no, perdón. No es mamá orangutana. Es mamá chimpancé

Anónimo dijo...

Me ha recordado aquella anécdota que tanto le gustaba repetir al abuelo y que tenía como protagonista a un pariente nuestro, no tan lejano que había hecho exclamar a un profesor del Instituto de Canarias (hoy de Cabrera Pinto): "Ahora me explico la teoría de Darwin!". Pues igual pero en sentido contrario.

Anónimo dijo...

Qué bonitos son, aunque cuando salen corriendo,entiendo también la expresión de mi tía Flor: "Ésa es más fea que el culo de un mono".

Anónimo dijo...

En el caso de nuestra familia es doblemente increíble que no cayéramos en la cuenta.