Creo que ya hemos hablado de Kukín en otras ocasiones. Es un perro de 13 años, 14 según otros cálculos, al que tratamos como a uno más de la familia. Tiene coche propio -un Audi A-4 que mi tío se negó a dar de baja para seguir paseándolo- ocupa plaza de persona en el sofá y come al menos tan bien como nosotros. En su cumpleaños es tradicional comprarle un chuletón, que freímos y aderezamos convenientemente con sal, ajo y perejil.
Este fin de semana he estado en el pueblo de mi padre -Busto de Bureba, Burgos- donde vive Kukín. El tipo está ya un poco viejecillo. Ya no golfea como antaño, cuando desaparecía durante días y volvía todo mordido en escaramuzas con perros rivales. En la comarca ha dejado numerosos hijos, que se le parecen mucho y que han heredado su carácter entrañable. Su madre, Kuka, con 16 años, está viva, o al menos lo estaba hasta este verano.
Pues bueno, el sábado el Kukín nos dio un susto. Mientras comíamos en casa de unos amigos del pueblo se arrojó desde la ventana del piso de arriba a la calle. No creo que fuera un intento de suicidio, pese a los achaques dio un paseo con él por la mañana -estupendo, vimos tres corzos pastando casi al lado de casa- y no se mostraba especialmente triste. Por la edad ha perdido también algo de vista y calculó mal el salto, que podría haberle costado un disgusto gordo. En principio parece que sólo tiene un esguince muy doloroso. Mi tío le compró aspirinas -otras veces le hemos dado antibióticos convenientemente dosificados- y hoy le iba a llevar al veterinario.
¿Es ridículo preocuparse tanto por un perro? Pues no. Kukín me saluda siempre con la misma alegría que un viejo amigo, me acompaña en los paseos por el campo y, hasta que perdió el oído, nos avisaba de cualquier peligro en una casa que está a kilómetros de distancia del pueblo más cercano. Es uno más de nosotros, como repetía mi abuela. Ahora que es viejo, debemos cuidar de él. Creo que las sociedades más avanzadas se caracterizan por proteger a los débiles. Y eso incluye a los animales. Kukín, colega, que te mejores. El próximo 12 de julio te está esperando otro chuletón.
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12 comentarios:
Hasta yo casi lloro con la experiencia agridulce de kukín saltando por la ventana. Tuve hace años una perrita de nombre Laura que en sus últimos días nos mordía a todos. Por las noches le daban unos ataques tremendos. Como siempre dormía con alguno de la familia (entre siete tenía fácil donde elegir) el que más o el que menos sufrió sus achaques nocturnos. Tuvimos que sacrificarla para que no sufriera más. No quedó otra. Pero se parecía mucho a kukín. Murió a la edad de 13 años (humanos) pero su recuerdo sigue vivo y a más de un@ se le caen dos buenos lagrimones al mínimo recuerdo.
Voy a ser un poco (muy) bruto para finalizar y rellenarle un comentario a Berni (chahhhly, ponme un comentariooooo hombre!!!!):
un perro fiel es muy parecido a los Mac (macintosh para los peceros): siempre hace lo que esperas que haga, o algo así.
Un saludo a tod@s y no dejéis de venir por aquí que, siempre, bueno, algunas veces, merece la pena (qué de comas no?)
Un Charly de la vida.
Berni, ¿seguro que no quiso marcharse a mejor vida, volar? Tiene trece años, ¿cómo es que calculó mal el salto? ¿Había saltado antes desde el segundo piso? Yo sé que soy lo más pesimista y depre del mundo, pero, ¿y si Kukín ya no...? A lo mejor, de tanto tratarlo como una persona, se le pegó algo de... Tú entiendes.
Abrazos de abril, que ya llega llenando de buena vibra los días por venir...
Y.
Tu foto está que ni pintada para un perfil del Meetic. Vamos, que soy un tío y me estás enamorando, no te digo más...
Opino lo mismo que eljebicoqueto. Roman, este blog tarde o temprano te va a dar réditos amorosos. Una vez le dije a un amigo gay que el mariconismo estaba sobrevalorado, a lo que él respondió: ¿Y por qué no lo pruebas?. Pues eso, que de probarlo, lo haría sin duda con puesfijate o con eljebicoqueto (juju).
Me abrumas, Lolo, me abrumas. ¿No me oyes? ¡Que si me abru más! Oigh, leche, tan guapo y tan sordo.
Berni, cuanta ternura en esta entrada!!!
Jenny
(Rep.Dom.)
Kukin es un grande, es uno de esos perros con historia,mezcla de señorito de buena familia y vagabundo buscavidas. De todos modos antes de llevarle al psicologo por lo del intento de suicidio habría que hacerle unos análisis de sangre para ver como tiene el colesterol.
Doy fe de que Kukin sigue vivo para contarlo, porque solo le falta hablar.
Berni, acabo de leer esta entrada. Justamente hace un ratito pedía a mi jefe unos días de mis vacaciones porque me mudo y necesito estar más tiempo con Ronino los primeros días en el nuevo hogar para acompañarlo en el proceso de reubicación. Se me ha reído en la cara... en buena onda, claro.
Entiendo perfectamente todo lo que expresas sobre Kukin.
Te leo siempre, aunque no deje huellas como ahora, y a pesar de aquel bochorno de escribir "retraso" con Z, ¡Qué barbaridad!, es que no me repongo. ¿Habrá sido el Zen? :)
Besos para ti y para el Jebi, que ya me enteré que lo han rebautizado.
Hola Yulendis! Estoy seguro de que no dejas de leer a Berni, pero deberías intervenir más, que se te echa de menos, cariño. Aquí nadie duda de que, entre las gansadas de Manuel y mías, tú eres el remanso de paz que ilumina este blog. ¿O era el respiro quieto? Besos.
Jebi, no sabes cuánto me ha ilusionado ver hoy tu nombre en el buzón de entrada de los comentarios de mi rinconcito. Ha sido todo un honor, de corazón. Supongo que debes saber que tras leer las entradas de nuestro Berni, mi paso siguiente es buscar tu comentario.
Gracias también por tus palabras y estoy muy de acuerdo con lo que dices sobre la bondad.
Besitos.
Gracias a ti. Por cierto, los que estáis leyendo esto sabéis que hacéis mal. ¿Qué tal si apagáis el ordenador y me dejáis solo con este bellezón dominicano? sin acritud.
jajajajaja... Jebi, no suscites celos, mira que tus fans no son poc@s.
:)
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