Corría el año 1970. Un preso etarra que había sido condenado a muerte en el proceso de Burgos decidió, ante la inminencia de su ejecución, satisfacer una última curiosidad: saber cómo pensaban aquellos que le iban a matar. Así que sacó de la biblioteca de prisón las obras de José Antonio y se las llevó a su celda. Pero a medida que leía se llenaba de espanto: enre la ideología de Falange y la de ETA apenas había otra diferencia que el marco nacional que unos y otros pretendían aplicar. El preso, al que después se conmutaría la pena por la de cadena perpetua, era Mario Onaindía, fundador luego de Euskadiko Ezkerra, diputado del PSE y amenazado por sus ex compañeros. Así lo cuenta, perdón por el plagio, otro ex etarra converso, Jon Juaristi, en su libro Sacra Némesis.
viernes, 28 de noviembre de 2008
...Y otro momento de golondrinas
Corría el año 1970. Un preso etarra que había sido condenado a muerte en el proceso de Burgos decidió, ante la inminencia de su ejecución, satisfacer una última curiosidad: saber cómo pensaban aquellos que le iban a matar. Así que sacó de la biblioteca de prisón las obras de José Antonio y se las llevó a su celda. Pero a medida que leía se llenaba de espanto: enre la ideología de Falange y la de ETA apenas había otra diferencia que el marco nacional que unos y otros pretendían aplicar. El preso, al que después se conmutaría la pena por la de cadena perpetua, era Mario Onaindía, fundador luego de Euskadiko Ezkerra, diputado del PSE y amenazado por sus ex compañeros. Así lo cuenta, perdón por el plagio, otro ex etarra converso, Jon Juaristi, en su libro Sacra Némesis.
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2 comentarios:
El alma está en el cerebro, Berni. Te remito a la historia del capataz de la construcción Phineas P. Gage, que Antoniio Damasio desbroza en su libro "El error de descartes". En el verano de 1848, este hombre, conocido como el más eficiente y capaz de su gremio, sufre un accidente en una cantera, cuando una explosión provoca que una barra de hierro le atraviese la cabeza y lesione su cerebro.
Milagrosamene, Gage sobrevive pero su carácter, gustos y antipatías, sus sueños, sus aspiraciones, TODO aquello por lo que se le conocía, da un giro inesperado hasta el punto de que sus allegados consideran que el cuerpo del hombre se ha salvado, pero que es otro espíritu el que lo anima. Gage perdió su antiguo puesto y vagabundeó de trabajo en trabajo. Siempre le despedían por sus arranques caprichosos o faltas de disciplina.
El caso de Gage fue clave para el desarrollo de la neurociencia, porque demostró que había más sistemas dedicados a las dimesiones personales y sociales del razonamiento de las que hasta entonces se habían imaginado.
¿Un caso,pues, de golondrinas forzosas?
hay una escena muy bella en "Los justos" de Camus cuando un terrorista va a lanzar la bomba contra el coche en el que viaja el tirano. Inopinadamete se detiene y el atentado tan minuciosamente preparado se frustra.Cuando le preguntan por qué no ha actuado, responde: "No pude, había un niño" La cita es muy aproximada porque hace más de 30 años que lo leí pero cuando he visto las tragedias de las casas cuartel, por ejemplo, siempre me ha venido a la memoria esa escena de "Los justos".
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