martes, 30 de octubre de 2007

Día grande en la Iglesia Maradoniana

Hoy cumple 47 años Diego Armando Maradona, uno de los más grandes futbolistas de la historia y el mejor que yo he visto sobre el terreno de juego. Por eso ha sido un día de fiesta mayor -su Navidad, de hecho- para la Iglesia Maradoniana de la Mano de Dios, el más desmesurado grupo de hinchas del jugador. Estos fanáticos del astro argentino, entre entrañables y grotescos, se mueven en el afilado límite que separa la sana devoción de la locura. Anoche, definitivamente, tocaba jugar del lado del disparate. Así que engalanaron su templo para celebrar dos bodas en las que los contrayentes juraron "compartir vídeos y goles de nuestro dios" ante el oficiante, que llevaba como estola una bufanda del astro.

Maradona supo aprovechar sus estratosféricas cualidades para el deporte. Pero en otros ámbitos de la vida le ha ido bastante mal. Dice Óscar, argentino y profesor de piano, que los jugadores de fútbol suelen buscar mujeres guapas y en general más listas que ellos. Eso salva del descarrilamiento vital a muchos tipos que sólo tienen un balón de fútbol en la cabeza. Maradona escogió el amor y se casó con su novia de toda la vida, a la que conoció con 17 años. Una chica estupenda pero de origen tan humilde como él. Inocentes ambos, sin mucho mundo, tuvieron que afrontar el encumbramiento del futbolista a la categoría de semi Dios y desenvolverse en una selva de tiburones que sólo querían medrar a su sombra. De momento no se han ahogado pero Dios les ha apretado bastante.

Llama la atención el apellido de esta Iglesia futbolística: "De la mano de Dios". Maradona marcó en el Mundial 86 dos goles inolvidables contra Inglaterra. Uno, tras driblar en zig zag a todos los rivales. El otro con la mano, engañando al árbitro. Muchos de mis amigos argentinos prefieren la pillería del segundo a la estética del primero. En Inglaterra, en cambio, está mal visto tirarse en el área o protestar ante el árbitro. Espero no enfadar a mis conocidos del país suramericano con lo que voy a decir. Sé que no se puede generalizar y que es injusto atribuir a los pueblos las cualidades de los hombres. Pero creo que así como el británico lleva marcado en el alma el estricto cumplimiento de las leyes -al menos de las suyas- el argentino -el latino en general- tiende a reírle las gracias al tramposo. Quizá por ello así le va a un país y asado al otro.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Este post es una blasfemia

Porteña

Anónimo dijo...

Lo que no entiendo es que no haya levantado más comentarios.
Berni o mucho me equivoco o en la iglesia maradoriana del sétimo gol amañado se prepara un ataque contra el blog.
Los latinos somos herederos de la Picaresca pero a veces no tenemos ni puñetera gracia.

Anónimo dijo...

No te pongas tan serio.
Después de todo, no es tan terrible; recuerda lo que dijo no sé quién... En Italia, en treinta años de dominación de los Borgia no hubo más que guerras, terror y muerte; pero surgieron Miguel Angel, Leonardo da Vinci y el Renacimiento. En Suiza, por el contrario, tuvieron quinientos años de amor fraternal, democracia y paz, ¿y cuál fue el resultado? El reloj de cuco.
Hasta la vista, Holly.